La fragilidad defensiva condenó al Celta B ante el filial del Sporting. Los celestes hicieron lo más difícil, abrir la lata en el arranque del segundo tiempo, pero en cinco minutos de verbena permitieron que el combativo cuadro rojiblanco le diese la vuelta al marcador. Después, le faltó puntería para arreglarlo y acabaron perdiendo.
Cierto es que el Celta B acudió al partido con una defensa de circunstancias. Sin Jordi ni Alba, Túñez era el único fijo en el sistema de Menéndez. Aún así el equipo no sufrió demasiado en el primer tiempo, en gran medida porque el control de partido fue absoluto del cuadro de Menéndez, que en ataque fabricó suficientes oportunidades para adelantarse en el marcador pero sin puntería. Resulta curioso el rol de los atacantes del filial. Oriol y Iago Aspas aparecen y demuestran ser buenos pasadores, pero le falta puntería.
Pese a los fallos del primer acto, el encuentro le dio una segunda oportunidad. Una excelente contra guiada por Iago Aspas permitió a Mateo marcar casi sin ángulo en el arranque del segundo tiempo.
Por fin el partido estaba en el escenario deseado para los vigueses, pero en cinco minutos fatídicos todo se fue al traste. Ríos resolvió sin oposición una jugada dentro del área que le dio el empate a los rojiblancos y a continuación Carlos Álvarez, libre de marca en el costado izquierdo agarró el remate de su vida para marcar un golazo.
Coincidió el segundo tanto visitante con el doble cambio que Menéndez había introducido en busca de profundidad. El movimiento de piezas era para ganar el partido, pero sin embargo no alcanzó para empatar porque de nuevo la miopía se apoderó de los celestes en ataque. Con los delanteros ofuscados fue Jerónimo quien tuvo la ocasión más clara con un balón a la madera. También Chupe en el área pequeña después de un regalo gijonés. Pero ninguno de los dos acertó. La derrota corta la progresión de los celestes, que siguen bajo amenaza.