El Teucro acabó doblando la rodilla ante el poderío del Ciudad Real después de plantarle cara durante los primeros treinta y cinco minutos. La profundidad del banquillo manchego se convirtió en un rodillo contra el que nada pudieron hacer los pupilos de Víctor García Borrás, que acabaron extenuados. El técnico aprovechó la recta final para dar oportunidades a los jugadores que cuentan con menos oportunidades como Álex Tsibanev o Yuri. El portero levantó de sus asientos a los aficionados al detener un lanzamiento desde los siete metros.
Lo peor de todo es que los resultados convirtieron la jornada en negra para los intereses azules. El Alcobendas dio la campanada al imponerse al Ademar León por 24-23 y el Cuenca hizo lo propio en Zaragoza. Doblegó al Cai por 29-30. Por ello, el Teucro fue rebasado por los conquenses y solo tiene un punto de ventaja sobre el conjunto madrileño, que está en descenso.
El Ciudad Real se tomó muy en serio el partido y apenas dio concesiones. Los pontevedreses se estrellaron contra su presionante defensa y fueron contracorriente desde el inicio. De hecho, el Teucro estuvo casi siete minutos sin anotar y los visitantes, que no estaban demasiado lúcidos en ataque, abrieron una brecha de cinco goles. Del 2-4 se pasó a un claro 2-7.
Los aficionados empezaron a pensar que el Ciudad Real se iba a dar un festín, pero los locales no se rindieron y con tres tantos consecutivos apretaron un poco más el electrónico (5-8). Pero el partido aún se pudo poner más caliente si el Teucro hubiese aprovechado la oportunidad de ponerse 7-9.
Los pontevedreses desperdiciaron esa ocasión y el Ciudad Real machacó la portería de Ristanovic una y otra vez hasta colocarse 6-11. Pillo llamó a sus jugadores a la esquina para frenar la escapada del equipo de Dujshebaev. El parón surtió efecto porque el Teucro mejoró en defensa y logró situarse en un esperanzador 11-14 con dos tantos de Marko Curuvija y de Dani Benaches, que era el único capaz de hacer daño a la rocosa retaguardia manchega.
La respuesta del Ciudad Real no se hizo esperar. Kallman, con dos goles, devolvió las cosas a su sitio (11-16). Esa diferencia se mantuvo hasta que Markicevic anotó sobre la bocina (14-18).
Buen arranque tras el descanso
El duelo volvió a igualarse en los minutos iniciales de la reanudación. Sayad situó el marcador en 16-19 y el Teucro dispuso de un par de ataques para ponerse a solo dos goles. Pero la historia se repitió y del posible 17-19 se pasó a un más que complicado 16-21. Parecía claro que los manchegos estaban haciendo la goma. Se relajaban cuando el electrónico se lo permitía y apretaban en defensa en cuanto el conjunto local volvía a acercarse. Eso sí, las paradas de Ristanovic fueron determinantes para mantener a su equipo con vida.
La última esperanza pontevedresa murió en un tanto de Dani Benaches (17-21). A partir de ahí, los visitantes mantuvieron el acelerador pisado y dejaron el envite visto para sentencia gracias a un parcial de ?1-6 que hizo enmudecer al Municipal (18-27).