Un ciudad histórica en la que resalta la cubierta de su estadio

La Voz

VIGO

28 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

En una ciudad en la que el palacio romano de Diocleciano, Patrimonio de la Humanidad, capta buena parte de las fotos de los turistas, la primera imagen con la que la urbe recibe a sus miles de visitantes en esta época del año es la de la cubierta del Poljud Stadion. Bajando desde el aeropuerto es sin duda el perfil más claro que deja entrever, al otro lado del mar, la península que acoge la palaciega Split.

El recinto deportivo, muy vetusto pero de hermosa factura arquitectónica es, para sus habitantes, una auténtica catedral. El sendero de escudos perfectamente pintados en las paredes hacen imposible perderse camino del recinto. Muchos reconocen por las calles que lo de la afición por el Hajduk es, en la ciudad costera, una auténtica religión. Si a eso se une el corazón caliente que históricamente ha impulsado a los balcánicos, queda claro que está noche, aunque por muy poco no se alcance el lleno en el escenario del partido, quienes se acerquen a verlo lo harán convencidos de que por primera vez un equipo español no los va a dejar apeados de la Europa futbolística. De la otra Europa, la comercial y turística, cada vez disfrutan más los ciudadanos de Split. Por eso se notan especialmente las ganas de convertir al Hajduk en un nuevo embajador deportivo de una zona de ocio y cultura todavía por descubrir.

A doce kilómetros

De las excelencias de la costa balcánica está dando buena cuenta el Deportivo en el espectacular hotel que acoge su concentración a una docena de kilómetros. Exactamente los que separan ese paraíso del descanso y el relax del infierno del fútbol más caliente.