El penúltimo trago antes de partir hacia la NBA

José M. Fernández

DEPORTES

11 feb 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Tres años atrás, en Sevilla, abandonó el pabellón con lágrimas en los ojos. Como ayer, pero a diferencia de entonces, cuando se había llevado como consuelo el mvp del torneo, las derramadas en el Fernando Buesa Arena eran de satisfacción, porque Rodolfo Fernández (Palma, 1985) tiene ya otra carta de presentación para su inmediato desembarco en la NBA, como Pau Gasol en el 2001.

Rudy, además, es el protagonista del feliz regreso de la Penya al primer plano del baloncesto español, la piedra angular de un equipo desorientado desde que en 1994 conquistara la Euroliga. Aquel triunfo marcó el punto de inflexión del Joventut, la alternativa al dominio del Barcelona y del Real Madrid. La Penya ganó la Euroliga, pero no pudo soportar el mal de altura. Una cuesta abajo que incluso amenazó con su supervivencia entre los grandes. Jordi Villacampa, hasta que llegó Rudy Fernández, el mejor jugador que había producido su factoría, se hizo cargo de la presidencia y comenzó la lenta recuperación. Al menos frenó la caída. En el año 1997, de forma sorprendente, ganó la Copa del Rey, pero fue en el 2003 cuando Villacampa dio con la tecla mágica: convenció al veterano Aíto García Reneses para que se hiciera cargo de la tutela de un grupo de talentosos canteranos. En su primera campaña, un subcampeonato de Copa y la elección de Rudy Fernández (apenas tenía 19 años) como mejor jugador del torneo. En categoría infantil, la Penya arrasó con un tal Ricardo Rubio al frente.

Ayer, en Vitoria, la sabiduría del técnico que más veces se ha sentado en un banquillo de la ACB (838), un acaparador de títulos (9 Ligas, ya 5 Copas del Rey y 2 Korac) que a sus 61 años todavía se atreve a plantear el baloncesto más dinámico y fresco de Europa, y la combinación de la doble (Ricky y Rudy) han devuelto a la Penya al primer plano. Pero sobre todo, Rudy, un jugador maduro y más feliz tras liderar el triunfo en la Copa que el día en que acompañó a Gasol, Navarro y compañía en el podio del Mundial de Japón.

Al margen de saldar una deuda con el club que ha arropado su crecimiento, la de ayer será su última Copa antes de partir a la NBA. Al mvp de la Copa (único en la historia que ha sido dos veces mejor jugador de la fase final) le espera Portland y Sergio Rodríguez, su el socio que mejor le sirve sus espectaculares alley hoops . Pero antes, tiene otra cuenta pendiente con la Liga.