Los granates realizaron los últimos 30 minutos de la primera parte a un nivel muy superior al de la categoría
10 dic 2007 . Actualizado a las 18:13 h.La extraordinaria media hora de juego que realizó el Pontevedra ante el Universidad de Las Palmas debiera ser suficiente para que el comité de competición le premiase con los tres puntos. Fue todo un primor, con unos movimientos y combinaciones que se ven muy pocas veces en Primera División. Pero el fútbol se rige por los goles y los granates volvieron a dejar escapar un punto e incluso estuvieron a punto de dejar que los canarios se llevasen los tres de no haber sido por dos excelentes intervenciones del guardameta francés Bonis.
El equipo de Javi Gracia necesitó poco tiempo para sacarse el miedo que siempre genera el enfrentarse a un equipo de alto nivel de la categoría como es el Universidad de Las Palmas. El equipo de Tino Luis renunció a cerrarse en su área como exige el protocolo de un aspirante a estar la próxima temporada en la Liga de Fútbol Profesional, lo que no le importó a los granates. Más bien al contrario.
Agradecieron que su repliegue, habitualmente intenso, dejase espacios por los que lanzar Fran Rico y Víctor Ormazábal el ataque. Acomodados en los hombros de la experiencia de Turiel el canterano y el argentino dieron muy buena salida al balón y el orfeón comenzó a sonar a música de otra galaxia.
Fue Víctor, una vez más, el que sacó de la chistera un balón de oro para Igor tras una gran incursión en la poblada defensa insular. El goleador granate perseveró en un balón que parecía iba a llevarse Molina y acabó dejándolo en el fondo de la red con un tiro cruzado al que no llegó el meta canario Juanma a los quince minutos de juego.
Fue a partir de ese momento cuando el Pontevedra se creció. Se sintió como un equipo capaz de colocarse a las puertas del liderato y la afición se lo agradeció con fuertes aplausos.
El Universidad de Las Palmas había quedado tocado y el Pontevedra se volcó sobre la meta rival. Lo hizo por las bandas, por el centro, con Gato incorporándose por sorpresa desde la derecha, con lo que conseguía descolocar a la defensa insular.
Fue tal el éxtasis que Igor volvió a intentar otra chilena. Pero el fútbol no premió al Pontevedra a pesar de sus intentos por ampliar la ventaja en el marcador. Los universitarios aguantaron como pudieron la avalancha y consiguieron llegar al descanso con una desventaja que le mantenía abierta la posibilidad de irse de Pasarón con algún punto en sus maletas.
Pérdida de concentración
Lejos de aprovechar el intermedio para seguir marcando los tiempos del encuentro, el Pontevedra se vino abajo a pesar de que a los 2 minutos de la reanudación Fran Rico volvía a poner en apuros a Juanma.
Poco a poco el Universidad empezó a subírsele a las barbas y a partir de los primeros 15 minutos el rival del Pontevedra empezó a hacerse con el control, convirtiendo lo que hasta ese momento era una balsa de aceite a nivel de deportividad en malos modos. Comenzaba la guerra por el triunfo con un mayor equilibrio de fuerzas.
Los canarios apostaron por la estrategia y a la salida de un córner se encontraron con un intento de despeje del central granate Vázquez que acabó alojando el balón en su propia portería.
Y a dos minutos del final, en otro saque de esquina, Bonis sacó un balón de la raya en un disparo del ariete Alejandro en el segundo palo. Muchos aficionados vieron el balón dentro.