El Dépor conquista en Murcia con merecimiento tres puntos de oro

DEPORTES

05 nov 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

El Deportivo obtuvo ante el Murcia (0-2) tres puntos que necesitaba como respirar para salir de la zona complicada de la clasificación. Su imagen fuera de casa sigue siendo aceptable. Los goles llegaron tras muchos minutos aburridos y gracias a dos galopadas de Xisco y Guardado, que marcaron a la manera del antiguo Deportivo. El Murcia acabó con diez.

Al cuadro coruñés lo enfrentaron ayer contra su espejo. Así, los espectadores, pacientes, asistieron al flojo pulso entre dos equipos aseados, alegres en el centro del campo e inocentes en ataque. Hay quien dice que éste es el verdadero fútbol ofensivo, el que ofende al espectador no disparando a puerta en toda la primera parte. A este paso, la Liga acabará como la Premier, aplaudiendo cada córner y cada saque de banda. Por el momento, regates, disparos a puerta y, no digamos, goles, son quimeras. Los parroquianos pimentoneros apenas tuvieron dos medias ocasiones de gol que llevarse a la boca antes del descanso. Guardado y Baiano estaban allí.

Así, jaleando las faltas sin consecuencias, se inició la segunda mitad, sin que las cosas tuviesen pinta de cambiar. Por si había dudas, las imprecisiones de ambos auguraban minutos de la basura antes de tiempo.

Y entonces se vivió lo que se puede descibir como un despertar general fruto de no se sabe qué causa astral. Fue cuando Filipe y Guardado robaron un balón para una internada de Xisco, que aguantó como un jabato a la defensa rojilla y marcó. Era el once de la segunda. Después, pasó de todo: el Murcia, que estaba dando pena, empezó a dar miedo (Mejía lo tuvo cerca, y Piscu sacó bajo palos una de Baiano, que dispuso de otra más); y el Dépor pudo sentenciar en un mano a mano de Xisco ante Notario.

Entró Bodipo y el Dépor ganó verticalidad, pero levantó el pie en defensa y el Murcia vivió sus mejores momentos. Afortunadamente, los de Lucas Alcaraz pecan esta temporada de la misma falta de pegada que el Deportivo. Y esta vez, la historia favoreció a los blanquiazules, ya que los errores ajenos dieron alas a los coruñeses. Y en una de ésas, Aouate lanzó una patada que recogió Guardado para sentenciar. El partido se acabó a falta de quince minutos.