Cinco españoles. Una utopía hace una década, una realidad que puede ampliarse en los próximos dos años, y que explica por sí misma la buena salud de que goza el baloncesto español. Mañana arranca la NBA, la competición más importante del mundo, con los Spurs de San Antonio como clara referencia, ya que defienden el títiulo y han sido los campeones en cuatro de las últimas nueve ediciones, y una nutrida representación española. Son los signos de los nuevos tiempos: la NBA, con casi una tercera parte de sus jugadores procedentes de otros países, se internacionaliza. Estados Unidos ya no sólo demanda centímetros; ahora, además (ahí están los casos de Sergio Rodríguez, Navarro o Calderón) también importa talento. La mitad de la selección española presente; también la argentina (Ginobilli, Noccioni, Oberto, Delfino y Scola). Un alemán (Nowitzki) fue el mejor jugador de la temporada pasada, y un francés (Parker), el mvp de la final. Difícil de digerir para el orgullo norteamericano.
La NBA envejece. Ni uno solo de los designados como herederos de Michael Jordan ha hecho olvidar al monarca. Los insolentes imberbes, encabezados por Iverson, que llegaron en la segunda mitad de los años noventa se diluyen entre fuegos de artificio y contratos multimillonarios. Sobrevive Kobe Bryant, pero su matrimonio con los Lakers está en la última fase.
El colectivo (San Antonio) reina sobre el individuo. Con este panorama, las miradas siguen puestas en los Spurs de Tim Duncan, un representante del perfil bajo. San Antonio defiende el título, pero ni sus estrellas ni su juego despiertan la admiración de los clásicos.
En el Oeste, Phoenix, Dallas y Denver competirán con los Spurs. Para los frenéticos Suns será el cuarto asalto al anillo: el veterano Grant Hill ha rebajado su sueldo para reforzar el poderío del combo de Mike D'Antoni (Nash, Marion, Stoudamire...). Denver fía su suerte en la combinación Iverson-Anthony; y los Dallas de Nowitzki promete borrón y cuenta nueva.
En el Este, aparte de LeBron James y sus Cavaliers, finalistas la temporada pasada, renacen los Celtics y tratan de confirmarse los Bulls de Chicago. Boston incorporó a Kevin Garnett, el jugador mejor pagado de la NBA (cerca de 24 millones de euros), para formar un trío mágico con Paul Pierce y Ray Allen. Chicago, que, aseguran, acogerá próximamente a Kobe, ha madurado; juventud y ambición, y el fichaje de Joakim Nolah, el hijo del mítico tenista francés.