Sufrió poliomielitis por falta de vacuna en Guinea y con dos meses sus padres lo llevaron a un orfanato
DEPORTES
La vida de Lorenzo Envo es la historia de la superación permanente. Más propia de la ficción de un guión cinematográfico que de lo cotidiano. Nació en Guinea Ecuatorial y fue el único de los diez hermanos (su padre está casado con cuatro mujeres) que vino al mundo en casa y no fue vacunado en sus primeros días de vida. Como consecuencia sufre una poliomielitis (atrofia y parálisis de los músculos correspondientes a las lesiones medulares) que le dejó con una discapacidad para toda la vida.
A los dos meses de nacer ya había ingresado en un orfanato en Canarias, en donde lo dejaron sus padres. Allí creció y allí le dieron unos padres adoptivos en Sevilla, a donde se dirigió nada más finalizar sus estudios.
Antes de abandonar Gran Canaria mantuvo su primer contacto con el deporte. Primero con el fútbol, en donde jugaba de lateral derecho con muletas y más tarde con el baloncesto en silla de ruedas. Fue bajo la bandera del mítico Sandra Gran Canaria.
Después de disputar su primer partido en plena adolescencia, a los 16 años, se instaló en Sevilla para vivir con sus padres adoptivos y jugar en el ONCE Andalucía. Desde ahí dio el salto al Amfiv Vigo. «Al paso que voy terminaré en el polo norte», comenta el jugador en un tono jocoso.
Todo indica que en Vigo ha echado raíces. Hace un par de temporadas desoyó los cantos de sirena de Italia y decidió quedarse. Compagina su pasión por el baloncesto con un trabajo como auxiliar administrativo en Mos y está plenamente integrado en la ciudad, bastante más que en su Guinea Ecuatorial natal, en la que enfermaba cada vez que decidía pasar un verano allí. «Si iba un mes, estaba enfermo dos. No conseguía adaptarme ni al clima ni a las comidas. Lo pasaba fatal». Sus hábitos ya son ciento por ciento gallegos.