Un penalti adelantó al Celta B y le costó a Rives una injusta tarjeta que propició a la postre su expulsión
24 sep 2007 . Actualizado a las 19:49 h.Tres actuaciones en O Couto y tres empates. El Ourense volvió a mostrarse ambicioso y protagonizó un trepidante derbi contra el Celta B en la primera mitad, porque después del descanso ambos conjuntos bajaron el pistón y optaron por conformarse con el reparto de puntos.
Los anfitriones se la jugaron finalmente con la inclusión de un Álvaro que no está al cien por ciento debido a las molestias, pero permitió a Tomé montar su dispositivo de 4-1-4-1, con el cual intentó retener la posesión del balón. Fueron los olívicos los que cargaron sin embargo con el peso del partido en su inicio, si bien una combinación de Lozano con el citado goleador portugués forzó la primera tarjeta al guardameta Sergio.
A partir de ahí, Maric se convirtió en una auténtica pesadilla para la retaguardia ourensanista y, todavía en ese primer tramo del encuentro, logró forzar un penalti claro, pero también determinante para el desarrollo del choque, ya que Corral García castigó con tarjeta amarilla a Rives, que no había intervenido en la acción.
El gol en contra desorientó además a los locales, que vieron como el mismo Maric enviaba a la madera otro disparo que rechazó Taranilla, poco antes de que Richi volviera a hacer trabajar al portero con un zambombazo desde fuera del área.
En ese escenario adverso fue Álvaro el que salvó los muebles, cuando aprovechó una perfecta asistencia de Yebra para definir con clarividencia frente a Sergio y establecer el empate.
Todavía no se había cumplido el primer cuarto de hora y el enfrentamiento ya estaba lanzado a un ir y venir en el cual el omnipresente Álvaro, Lozano y Jaime contaron con nuevas oportunidades, mientras que Dani Abalo era un puñal por la banda derecha y Maric volvió a golpear la portería local, esta vez con un libre directo que repelió el travesaño.
El final del primer tiempo se saldó con la pugna entre Maric y Aloisio, que pese a consultar con su asistente, el trencilla consideró tarjeta amarilla. Y ya después de la pausa, la movilidad del período inicial pasó a mejor vida.
Una dejada de Azevedo, estrechamente vigilado por las dos torres celestes, permitió a Lozano gozar de su mejor opción, pero el salmantino estuvo lento. El Celta se mostraba más entero en el aspecto físico, pero fue Jaime el que volvió a rondar el gol, tras una combinación de David y Oli, que culminó con centro del lateral.
Uno y otro contendiente comenzaban a dar por bueno el empate, porque llegar al área era mucho más costoso y, aunque los ourensanos se quedaron con diez, cuando llegó la segunda amarilla para Rives, a falta de diez minutos, el filial tampoco tuvo arrestos para irse a por el partido e incluso Menéndez optó por retirar a un Dani Abalo que seguía creando peligro en cada balón que tocaba.