El Pontevedra logró la primera victoria en casa en un gran partido, al que le sobró una trifulca en el descuento
17 sep 2007 . Actualizado a las 18:16 h.¡Qué pena de final de partido! El espectáculo que habían ofrecido Pontevedra y Rayo Vallecano no se merecía un final con trifulca, sobre todo porque el árbitro asturiano Moro Sánchez se había esforzado en aplicar la ley de la ventaja y evitar al máximo las tarjetas. El encuentro finalizó con el mismo resultado de la temporada pasada: 1-0 a favor de los granates y con un fútbol de alto nivel, superior al que practica la selección española.
No hubo reservas ni concesiones por ningún bando. Desde el primer minuto el Pontevedra se mostró dispuesto a llevar la iniciativa en el juego abriendo las bandas y con buenas llegadas por el centro.
El Rayo arrancó con poco gas y el equipo de Javi Gracia se encontró muy cómodo en el papel de locatario. Pero pronto entraron en acción los pupilos de Pepe Mel y desde el primer cuarto de hora en adelante la situación no varió: defensas muy adelantadas en ambos equipos y alternancia de fútbol combinativo con balones largos buscando las espaldas de la defensa rival.
El que mejor lo hizo fue el Pontevedra, como dando la sensación de estar más acoplado que su rival, aunque también en su descargo hay que tener en cuenta las seis bajas con las que el club vallecano viajó a la ciudad del Lérez.
La movilidad de Gato e Igor arriba trajo de calle a la zaga rayista. Sus llegadas fueron constantes, si bien les faltó perseverar en el disparo a puerta. Una de las perlas del conjunto madrileño, Diego Torres, estuvo a punto de desequilibrar la contienda antes del descanso en una contra que frenó un magnífico Duque para evitar el uno a uno que mantenía Vázquez con Torres. Duque recuperó el balón cuando Collantes estaba totalmente sólo en la izquierda, suponiendo una clara amenaza para Nicolas Bonis.
Pero al margen de dos disparos de Igor desde buenas posiciones que se fueron altos, hubo una jugada que debió desequilibrar el partido: un agarrón dentro del área del guardameta rayista Falcón en el que se desentendió del balón y derribó al atacante local Gato. El árbitro no pitó nada.
El partido mantuvo toda su intensidad tras el descanso y, aunque por momentos, daba la sensación de que los madrileños de daban por conformes con el empate, el Pontevedra nunca dejó de seguir intentándolo.
Para mantener el ritmo, Javi Gracia tiró de banquillo y dio entrada a Xavi Moré en el minuto 69. Era un jugador que apenas había tenido protagonismo en el equipo granate. Ayer le fueron suficientes 12 minutos para mostrar su oficio y frialdad cuando encaró con el guardameta Falcón. No le tembló el pulso y ajustó el disparo al poste izquierdo. Consiguió que el esférico acabase en la red.
Fue un espectáculo que no mereció acabar con un jugador menos los dos equipos. Sobre todo porque, durante todo el partido, la deportividad fue la nota dominante de un duelo entre probablemente los dos mejores equipos de la categoría.