El Lugo se desperezó con dos obuses

Marcos Pichel

CDLUGO

El delantero centro Sergio marcó los dos tantos que dieron a los rojiblancos el triunfo contra el Leganés

10 sep 2007 . Actualizado a las 17:22 h.

Muchos equipos se pegan por tener oficio. Es ese plus que permite sacar partidos adelante cuando el juego no termina de acompañar. El Lugo posee un buen número de jugadores con dicha característica, y gracias a ella, solventaron el envite que tuvieron ayer contra el Leganés. Aunque por momentos, se vio buen fútbol, la eficacia de un hombre que demostró empezar con fuerza, como Sergio, el obús de Portomarín, fue el plus con el que los lucenses hicieron frente a los madrileños, y que les vale para colocarse en la cuarta posición de la tabla con seis puntos.

Una de las eternas polémicas del fútbol es si jugar con un delantero o dos. Bien se puede decir que tiene un arsenal en nómina tras la llegada del chino Losada. A la espera de lo que el vigués pueda demostrar, Fonsi Valverde mantiene el recurso a los viejos-jóvenes conocidos. Y por encima de todos, la sorpresa del año pasado, el obús de Portomarín. Con los galones que ofrece la titularidad, el rojiblanco muestra de inicio el desparpajo que la pasada temporada, casi siempre desde el banquillo, asombró a la afición y a los rivales. Sergio, mantiene un idilio con la grada, ganado a base de verticalidad. En mente, la portería; una idea, el gol. El primer balón que tocó ayer acabó en la red, apenas dos minutos empezado el partido. Un tanto que lo define: balón largo, control, desborde con su explosividad, y chutar sin mediar aviso.

El bisoño Leganés se las veía y se las deseaba para frenar al artillero rojiblanco. Un escalofrío recorría su espalda cada vez que Sergio recibía, y no fue una, sino muchas las veces que encontró conexión con sus compañeros. Los que mejor parecían entender su juego, Mauro (muy activo, aunque a su elegancia por la banda el le faltó profundidad) y Durán. El Lugo tenía la pelota gracias al trabajo de Uriz y Richard, amos y señores del eje del campo. Los madrileños no encontraban caminos, tapados por los dos mediocentros.

Contra el sopor

Pero los mismos que en una parte mandan, en otra se apagan. Contagiado del sopor que proponía la meteorología, el Lugo salió dormido. Varias ocasiones claras del Leganés a balón parado, una, de Aguilera, se estrelló en la cruceta de la meta de Valeiro, no lo sacaban del sueño. Hasta que la pólvora del obús volvió a manifestarse. Esta vez, con oportunismo, al aprovechar el rechace en el larguero un zapatazo de Rubén Durán. La cabeza de Sergio solventaba dudas y añadía tranquilidad a un partido en el que el Lugo semejaba y debía mostrarse superior.

Fonsi Valverde se mostró rápido en sus decisiones cuando el partido no le gustaba en la reanudación. Dio entrada a Moncho por un Costas de largo recorrido, y sentó a Manu, desapercibido, para que Óscar devolviera criterio al juego local, pese a que eso significara escorar a Richard a la izquierda.

El partido dio para ver la expulsión de Aníbal, del Leganés, un minuto después de entrar en el campo por una patada a Óscar, y también la rubia cabellera de Losada, al que Sergio, con sus dos goles, le ha puesto el listón muy alto para hacerse un hueco, aunque su calidad está probada en categorías superiores. En 20 minutos se le vio poco.