La actividad portuaria ayer en Burela y Celeiro fue nula. La imagen que ofrecían ambas dársenas era desangelada. Mil personas vinculadas al sector fueron a Madrid
31 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.«Esta mobilización arrancou na Mariña porque hai uns investimentos moi fortes feitos, e os propios armadores de Celeiro e de Burela son pequenas unidades de empresas. A pesca é a nosa forma de vivir, todos, o que máis ou o que menos nos agarramos á roda do timón, apostamos polo futuro da pesca, pero chegou un momento no que a situación faise insoportable». Esta reflexión la hace a media tarde rodando por tierras castellanas en el bus de vuelta a casa Eugenio Regal, portavoz en Celeiro de la Plataforma en Defensa de la Pesca, y la repiten, casi con las mismas palabras, desde otros autobuses, quince en total, que abandonaban Madrid después de las 13.30 horas, una vez finalizada la manifestación en demanda de soluciones a la crisis que, global, no deja fuera al sector pesquero.
Volvían roncos de gritar y somnolientos, porque los buses salieron de los puertos de Burela y Celeiro a las dos y a las tres de la madrugada anterior, y preguntan por las reacciones, si la Xunta ha dicho algo, y los sindicatos, cuál es la proyección, en definitiva, que ha tenido su movilización. Desde los autobuses explican «la movida» que se montó en la capital del Reino cuando empezó a repartirse el peixe galego, entre ellos dos mil kilos de pescadilla fresca capturada en Celeiro. «Menudo guirigai que se montou, algúns casi se pegan», explicaron.
Celeiro, desierto
Una de las imágenes del día estaba sin embargo en A Mariña. Celeiro, por ejemplo, parecía un pueblo fantasma. Sin movimiento, el puerto y toda la fachada de la localidad que da a la ría, aparecía desangelado. Vacío. La llamada de apoyo del sector hizo efecto, y los bares, los talleres navales e incluso establecimientos como la floristería o la peluquería echaron el cierre. Alguno incluso no dudó en colocar una gran pancarta explicando el porqué de la inactividad. Muchos de ellos se sumaron al viaje expres a Madrid.
En Burela, se repetía la imagen. Sin los sonidos y el trasiego de la actividad diaria el puerto se veía solitario, animado, si es posible usar la palabra, exclusivamente por el goteo de curiosos que, cámara o teléfono en mano, no dudaban en acercarse y plasmar la irreal imagen, y llevarse como recuerdo la foto del mensaje gráfico del Pachilán : «Marinero, especie en extinción».
La crisis llega con temporal de fuerza 9, según dice con ironía algún armador. José Pino, el patrón del Celeiro que leyó el comunicado ante la sede del Ministerio redundaba en la situación: «Non é só o do combustible, que o é, pero non só; o que máis nos está afectando, é tremendamente, é o prezo do peixe, mellor dito, o non prezo do peixe. Porque estamos regalando o peixe, e necesitamos vendelo para poder competir no mercado».