La noticia de la concesión que tramita Portos para ocupar unos seis mil metros cuadrados en el muelle de Mirasol (2.200 de ellos sobre la ría de Ribadeo), para construir una nave de carga y descarga, ha sido acogida con reticencias en la ribera asturiana del Eo. Al igual que el alcalde de Ribadeo, Fernando Suárez Barcia, desde los ayuntamientos de Castropol y Vegadeo el proyecto se ve con reticencias.
El Principado también mostró ayer su preocupación por el proyecto y en un comunicado oficial anunció que solicita una entrevista con la Xunta de Galicia para conocer sus efectos económicos y ambientales. La petición fue realizada telefónicamente por la Consejera de Medio Rural, Belén Fernández, y será ratificada oficialmente el lunes a través de una carta: «Cualquier intervención en la ría es susceptible de alterar sus corrientes y producir efectos no solo medioambientales, sino también económicos, como por ejemplo en la acuicultura, que tiene una especial relevancia en los municipios de la parte asturiana. Esta actividad puede verse seriamente afectada», dice el Principado
El regidor castropolense, José Ángel Pérez (PSOE), explicó que llegado el momento el Concejo presentará alegaciones en el caso de que la nave toque el agua, tal y como se prevé por las ideas avanzadas desde Portos de Galicia. Si es flotante, y el impacto se limita a ser visual, el Ayuntamiento de Castropol no alegaría. Lo que no está dispuesto a consentir José Ángel Pérez es que la instalación de pilastras implique cambios en las corrientes y que la arena se acumule frente a Figueras y Castropol.
Desde el Concejo de Vegadeo anunciaron su intención de presentar alegaciones al proyecto, que consideran «una salvajada».