Cuando el lago Ness se cruza todos los días

roi fontoira

PONTEVEDRA

25 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Francisco Otero esperaba en el muelle de As Corbaceiras la llegada de Jaime Caballero, el nadador que atravesó ayer la ría de Pontevedra tras acabar, con éxito, la gesta más dura de su carrera, cruzar el lago Ness. Fran no acompañó al donostiarra porque su vestuario diario -una silla de ruedas eléctrica y un aparato de respiración artificial- era demasiado para las pequeñas embarcaciones que flanquearon al fondista. Sin embargo, este coruñés está acostumbrado a las grandes travesías. Sin ir más lejos, cruza a diario el lago Ness. Y, con él, lo hacen todos los que sufren la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).

La ELA es una enfermedad neuromuscular degenerativa de pronóstico mortal. Los primeros síntomas reflejan cierta debilidad muscular, tropiezos, vasos que se escurren de las manos. Las motoneuronas, responsables de transmitir las órdenes del cerebro al resto del organismo, dejan de funcionar y, poco a poco, el afectado ve impedida su capacidad para deglutir, comunicarse y respirar.

Caballero nada «porque puede y para los que no pueden». Los fondos que recibe de sus patrocinadores, entre los que destaca Ence, van destinados a las labores de su fundación, Siempre Adelante, que apoya a los afectados por ELA y respalda la investigación de una enfermedad que aún no tiene cura. En esta aventura, se alió con la Asociación Galega de Esclerose Lateral Amiotrófica (AGAELA), presidida por Otero, con el fin de dar a conocer una dolencia condenada a la incomunicación.

Una vez Caballero se tambaleó en el muelle, fatigado, se saludaron. Y hablaron, porque Otero es uno de los pocos que dispone del Iriscom, un costoso aparato que permite comunicarse a través del movimiento ocular, de los pocos que no se ve afectado por la ELA. Las palabras del presidente de AGAELA erizaban el bello. «En España somos unos 4.000, en Galicia unos 300 -comenzó- pero esta cifra es estable, ya que aunque se diagnostican unos tres casos diarios, también fallecen el mismo número de enfermos». Sin embargo, lo «más cruel» es que «conservas tus facultades mentales y sientes que tu cuerpo está encerrado en una cárcel», explicó. A pesar de todo, hay ventanas que se abren al exterior. Una es Internet, donde Fran está muy activo. Otra, indispensable para el desarrollo de la primera, es el Iriscom. Los afectados recibieron hace unas semanas un comunicado de la Xunta en el que se denegaba la catalogación del mismo como producto sanitario. Están en esa lucha.

La resplandeciente sombra de Fran, su mujer, Dámaris, elogiaba las proezas de Caballero. «Hay un paralelismo importante entre la forma en la que Jaime se echa al agua y la vida de los afectados por ELA», señalaba. «Mientras nos quede aliento seguiremos a tu lado», remató Fran, aludiendo al nadador. Que sigan así, cruzando a diario el lago Ness.