El hombre que asesinó a su expareja en Redondela confesó días antes su intención de «reventar la casa con ella dentro»

E. V. Pita LA VOZ / VIGO

REDONDELA

La policía ha reconstruido el macabro plan de Emilio Fernández Castro, que también falleció a causa de la deflagración

21 feb 2017 . Actualizado a las 21:30 h.

Todo formaba parte de un macabro plan que llevaba días incubando. La policía ha podido reconstruir las últimas horas de Emilio Fernández Castro, el hombre que hizo explotar una vivienda de Redondela donde vivía su expareja, María José Mateo García. Los dos murieron en el acto, tras un suceso que ha dejado conmocionada a la localidad pontevedresa.

Varios días antes, Emilio Fernández le confesó a un hijo mayor de María José Mateo (que ella había tenido con un primer marido), que le daban ganas de «reventar la casa con ella dentro pero que no lo hacía porque había un niño de por medio». Ese niño es el hijo de 8 años que la pareja tenían en común, y que durante los primeros momentos posteriores a la explosión se temió que también hubiera perdido la vida en el suceso.

El lunes, Emilio Fernández habló con su mujer por teléfono, se supone para ponerse de acuerdo con ir a buscar al niño a sus actividades extraescolares en Chapela. El hombre llevó al hijo común de la pareja al gimnasio a practicar artes marciales a las cinco de la tarde (tres horas y media antes del crimen) y luego lo dejó en la casa de los abuelos paternos a su cuidado en una vivienda situada en otra parroquia.

Puso como excusa que se debía ausentarse porque tenía que ir a trabajar (era empleado de Pescanova) pero en realidad acudió a la casa de María José para perpetrar el asesinato. Su furgoneta y su moto fueron hallados en las inmediaciones. El exmarido tenía todo preparado para la explosión mortal, puesto que había comprado con antelación un bidón de gasolina y bombonas de butano, cuyas gomas manipuló para provocar el escape de gas y la deflagración.

Una de las hipótesis que más encaja con los hechos es que el hombre fue el primero en entrar en la vivienda, cuando su expareja estaba ausente, y montó todo el dispositivo para llenar la casa de gas butano. Luego, telefoneó a la víctima y le pidió que se pasase por la casa. Al poco rato, ella entró, cerró la puerta y empezó a caminar por la casa. Entonces, el implicado prendió la gasolina y voló la casa por los aires.