Honda XL750 Transalp: una pluma sobre cualquier terreno

MOTOR ON

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Por menos de 11.000 euros, esta trail ligerísima da grandes satisfacciones en asfalto y fuera de él. Cuenta con una electrónica sofisticada, una gran parte ciclo y, por encima de todo, es una Honda.

19 jun 2023 . Actualizado a las 16:25 h.

La aparición de la Honda Transalp en 1987 tuvo un impacto similar al de los SUV a finales de la primera década de este siglo. En una época dominada por las motocicletas deportivas, aquella XL600V inauguró un nuevo estilo aventurero inspirado directamente en el rali París-Dakar y que unos meses después alumbraría también la mítica Africa Twin.

Han tenido que pasar 35 años para que la marca japonesa se haya decidido a reeditar esta Transalp, que se inscribe en un segmento que cada vez atrae a más aficionados a las dos ruedas, que buscan una moto cómoda, que sirva para todo y que tenga buenas aptitudes off road, sin necesidad de irse a las enormes y carísimas maxi trail. Unos requisitos que encajan como un guante en esta nueva Honda XL750.

La Transalp 2023 tiene un aire a la original, especialmente en la versión Blanco Ross Tricolor (hay otras dos: Negro Ballistic Mate metalizado y Gris Iridium metalizado), con el asiento y algunas zonas del carenado en azul y las llantas en dorado. Una pena que no le hayan puesto el doble escape en posición superior (bajo el colín) como en los años 80, pero este detalle de diseño ha sucumbido a la estandarización de piezas compartidas con otros modelos de la marca y también a la búsqueda de un mejor centro de gravedad, uno de los puntos fuertes de esta trail.

De hecho, nada más montarme en ella aprecio lo conseguido de su posición, muy confortable, con el asiento empujándome ligeramente hacia el depósito, que abrazo con las dos piernas de manera perfecta, y con suficiente distancia hasta los estribos para ir desahogado. Frente a mí, un cuadro de instrumentos digital que ofrece toda la información de un solo vistazo, incluyendo velocidad, revoluciones, marcha engranada, temperatura del motor, nivel de combustible, consumo medio, recorrido total y parcial, hora y modo de marcha. Con el sistema de control de voz para smartphones y la app Honda Road Sync incluso podemos acceder al móvil iOS o Android para llamadas, mensajes, música y navegación, y ver las indicaciones en la pantalla de 5 pulgadas.

El motor es un bicilíndrico de 755 cc y casi 92 CV a 9.500 revoluciones, aunque el par máximo (75 Newtons) lo obtiene a 7.250 rpm. Es el mismo que lleva la Honda CB750 Hornet y responde muy bien a cualquier régimen, con buenos bajos y una notable estirada a partir de las 6.000 vueltas, acompañado de un sonido ronco bastante respetable. Hay cuatro modos de marcha, Standard, Sport, Rain (lluvia) y Gravel (off road) y uno adicional en el que el usuario puede elegir a su gusto entre cuatro niveles de entrega de potencia, cinco de control de tracción (además de desconectarlo), tres de frenada y tres de ABS (carretera, off road y desactivado en la rueda trasera).

Rodar con esta Transalp es una gozada, porque el chasis es muy ligero y la moto pesa solo 208 kilos en orden de marcha, incluidos los 16,9 litros del depósito de gasolina. Así que en curva la movemos como queremos, ya sea tumbar o levantar, y quien diga que una trail como esta, con llanta delantera de 21 pulgadas, tiene menos grip en carretera es que ha conducido pocas. Esa contención en el peso va a permitir también que los aficionados a dejar el asfalto y explorar caminos tengan más seguridad y capacidad de hacer frente a las irregularidades. En este sentido les van a favorecer asimismo, además de las ayudas electrónicas, las llantas de radios (neumáticos con cámara) y unas suspensiones con un tarado blando. El amortiguador trasero Pro-Link es regulable, mientras que la horquilla invertida delantera, con un recorrido de 200 mm, es fija. Una lástima que no se pueda variar la compresión/extensión porque se hunde un poco al frenar, y es que, a pesar de llevar delante pinzas de solo dos pistones sobre discos de 310 mm, la mordiente es notable.

Por lo demás, el embrague antirrebote es mantequilla, de los que no es necesario apretar la maneta hasta el final para cambiar de marcha, y opcionalmente hay posibilidad de montar un quickshifter con tres niveles de fuerza. La aerodinámica está muy conseguida y solo quedan al descubierto la zona de los tobillos y los brazos, con lo que el carenado y la cúpula de serie hacen un gran trabajo de protección frente al viento.

Entre los accesorios que podemos montarle a esta versátil Transalp están luces antiniebla, defensas tubulares, cubrecárter, parrilla metálica para el radiador, deflectores de viento, bolsa para el depósito, estriberas rally, paramanos, caballete central, parabrisas alto, top box de 50 litros (con respaldo y panel decorativo de aluminio), puños calefactables y maletas (33 y 26 litros, respectivamente, con bolsas interiores).

Por 10.900 euros, la Honda XL750 Transalp es una navaja suiza fabricada en Japón, con la que podremos hacer de todo, desde ir cada día a trabajar con ella a hacer rutas el finde, meterla por lo marrón o llevárnosla de vacaciones, solos o a dúo. Los que tengan el carné A2 están de suerte, porque hay una versión limitada a 35 kW (47 CV), que cuesta 10.500 euros, y si luego obtienen el permiso completo solo tienen que acudir al concesionario para que le modifiquen la ECU y disfrutar de toda la potencia.

Va fina a cualquier régimen, con buenos bajos y notable estirada a partir de 6.000 vueltas