La pesadilla de andar en bicicleta

Susana Acosta
S. Acosta A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

EDUARDO PEREZ

Un recorrido de 50 kilómetros entre A Coruña y Betanzos destapa hasta ocho puntos peligrosos reconocidos por los ciclistas que realizan esta ruta

16 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

A las diez de la mañana un grupo de ciclistas del Club Riazor de A Coruña quedaron en la avenida del Ejército para salir en ruta por la comarca. Es algo que hacen de forma habitual. Ayer eran siete, pero normalmente son unos veinte. Les gusta practicar este deporte, llevan bicicletas de carrera y tienen que ir por las vías por donde circulan coches. No les queda otra, porque hacen de media unos 100 kilómetros en cada salida a un ritmo intenso y el carril bici se les queda pequeño.

Mientras se reúnen charlan animadamente, aunque tienen muy presente el último accidente grave de la comarca. Ocurrió el pasado 28 de febrero, en Cecebre. Un camión arrolló a dos ciclistas, que resultaron heridos graves. Los dos son compañeros y amigos, lo que les ha llevado a iniciar una campaña de concienciación a conductores: «No van solos y cualquier maniobra imprudente puede acabar en tragedia», explica el ciclista Anxo Carracedo.

El primer obstáculo que tienen que superar es la salida de la ciudad: «Siempre salimos por la avenida del Pasaje porque es la menos mala», explica Carracedo mientras señala que la llegada a la rotonda de los Castros es complicada porque no hay arcén y la subida es muy estrecha: «Los coches ya se empiezan a poner nerviosos», dice. Tampoco la avenida del Pasaje es muy recomendable para ellos, el arcén está plagado de vehículos y la velocidad de los coches por esa zona no baja de ochenta. Uno de los puntos más peligrosos es puente de A Pasaxe. Además del tráfico intenso y de la ausencia de arcén, hay que añadirle otro obstáculo, el viento. Poco a poco, el grupo de ciclistas va haciendo kilómetros. El peligro llega en la carretera hacia Guísamo, AC-214, más allá de la rotonda Cuatro Caminos, Dos vehículos intentan adelantar al grupo, uno de ellos un cuadriciclo. Había poca visibilidad pero, a pesar de ello, adelantaron al grupo invadiendo el carril contrario. Ocurre lo esperado. Otro vehículo que circula de frente obliga al cuadriciclo a regresar a su carril, echándose encima del grupo, que tuvo que rectificar su trayectoria. No pasó nada, pero los ciclistas reconocen que la mayoría de los accidentes se producen de esta forma.

Tras el susto, llegan a una de las zonas más peligrosas de la ruta. La Nacional VI, a su paso por Cortiñán, Guísamo y Piadela. Fue, precisamente, en esa zona donde el presidente del club fue arrollado por un vehículo y resultó también herido grave: «El problema es que hay muchos cruces, el firme está en mal estado y cualquier bache te puede desequilibrar, además de la gravilla del arcén», explicó Óscar García, directivo del club. Reconoce que con la llegada de la crisis el mantenimiento de las carreteras es más bien escaso y perciben también más nerviosismo al volante. «Otro de los factores que influye es el día de la semana. Si sales en domingo es mucho mejor porque la gente está más tranquila. Lo peor son los viernes. Los conductores están muy nerviosos. Tienen prisa por llegar a sus casas», indica Carracedo.

Sin problemas, esta vez

Llegan a Betanzos y de ahí al puente de O Pedrido. Al igual que en el de A Pasaxe, esta infraestructura carece de arcén y se producen accidentes más a menudo de lo que les gustaría. El regreso a casa pasa inevitablemente por el cruce entre el polígono de Bergondo y Nacional VI. Otra de las zonas peligrosas del trayecto. En algo más de dos horas, el grupo ya ha regresado a su casa. No ha habido problemas esta vez: «Preferimos no pensar en ello, aunque nos gustaría que tanto conductores como ciclistas tomásemos conciencia y que las administraciones invirtieran en seguridad. La Diputación ya lo ha hecho, en cambio no ha habido respuesta ni de la Xunta, ni de Fomento», critica. Y es que los ciclistas son los primeros que se la juegan sobre ruedas.