Membrillo Fanegas o la música irreverente

FERROL

Letras vacilonas y ganas de juerga unieron a cuatro feneses con un mismo objetivo: disfrutar a base de rock

21 oct 2010 . Actualizado a las 14:26 h.

Si en un concierto se topan con un tipo disfrazado de Bob Esponja, ese dibujo animado amarillo de incisivos prominentes, no lo duden, están ante los Membrillo Fanegas.

Consigna: «un grupo serio no arrastra público». Juntos desde el 2008, los feneses Francisco Lage (bajista), Javier Lamas (guitarrista), Joaquín Ayala (voz y guitarra) y Nacho Grueiro (batería) integran la banda de rock -aceptan la etiqueta- con base en Sillobre y que abandera letras irreverentes, con títulos no menos guasones como el de su primer trabajo: Esta maqueta no debería existir.

Inmersos en su segundo trabajo, una maqueta que graban, literalmente, como pueden, los Membrillo Fanegas defienden en festivales y pubs de Ferrolterra los temas de su hasta ahora único trabajo, con títulos como Lina Morgan vs Morgan Freeman, Cervecéame o Lloutube. «De cualquier tontería sale una letra», dicen, así que domingo a domingo, se reúnen en su local de ensayo, una habitación en la casa de los abuelos de Nacho, «que se quedan sin siesta», para sacar punta a lo cotidiano. «Hacemos música rock con letras coñeras sobre frikis, videojuegos...» ¿Estilo? «Un amigo nos puso freak punk, pero tenemos influencias de todo: hardcore, punk americano... aunque también de alguno de por aquí como Siniestro Total o Heredeiros da Crus, los que salían en el Xabarín Club», bromean.

El objetivo es tocar en la zona y «pasarlo bien», pero conseguir conciertos no es una empresa fácil. «Hay gente que nos llama para tocar en fiestas y también nos movemos por los locales de Ferrolterra donde nos ofrecen una actuación». Con lo recaudado, los Membrillo Fanegas invierten en material para salir a flote en los directos y, de paso, costearse la nueva maqueta. Eso sí, cuentan con el apoyo de algún que otro colega en la producción.

Aunque se lo guisan y se lo comen ellos solos, sí demandan, como la mayoría de los grupos noveles, más locales de ensayo: «Los llevamos pidiendo muchos años, pero no hay tu tía». Así que los abuelos seguirán sin siesta.