Las incansables madres coraje

Rodri García A CORUÑA/LA VOZ.

A CORUÑA

El grupo de mujeres que en los setenta inició la asociación Antonio Noche de lucha contra la droga mantiene, ahora ampliada y con profesionales, su labor asistencial

04 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

«Tenemos tantas historias que podríamos escribir un libro». Un libro protagonizado por un grupo de mujeres que no se definen así pero que son las verdaderas madres coraje que en su día plantaron cara, buscando soluciones, a los problemas de la droga en la ciudad. «Empezamos con esto en 1972, aunque oficialmente la asociación Antonio Noche es del año 1988», explica Rosa Otero, rodeada de un grupo de mujeres entre las que están desde alguna madre que vivió en su propia casa todo lo que supone tener un hijo drogadicto hasta las jóvenes profesionales -abogadas, psicólogas, pedagogas- que desde hace un tiempo colaboran con esta asociación, permitiendo de esta manera prestar una atención que siendo totalmente gratuita está hecha por profesionales y con el mismo mimo y tenacidad que ponían aquellas mujeres que pusieron en marcha la entidad.

Rosa Otero recuerda los años en los que algunos medicamentos eran especialmente demandados por parte de los drogadictos, productos como el roinol que podían multiplicar por cien su precio en el llamado mercado negro.

Tampoco faltaron los momentos en los que alguno de los que se beneficiaba de la labor asistencial de estas mujeres acababa rebelándose contra ellas; es el caso de un hombre que acabó amenazando con una pistola a Rosa Otero en su farmacia, aunque ella consiguió avisar a la Policía Nacional, que acudió al lugar e identificó a un drogadicto contra el que la atracada no presentó denuncia.

Con escolta

Fueron momentos complicados en los que la presidenta de Antonio Noche incluso llevó escolta durante un tiempo. «Acabé pidiendo que la quitaran, que yo quería vivir libre y aquello era muy duro», evoca ahora.

Para estas mujeres, los cientos de personas que han atendido siguen siendo «aquel niño que estaba con nosotros». Y junto con el cariño a estas personas el recuerdo de situaciones durísimas: «En Penamoa he visto morir gente en la tierra; realmente nunca deberíamos haber permitido Penamoa», apunta Rosa Otero, mientras la actual secretaria, Dolores Martínez, confiesa que ella vivió el problema en su familia y luego acabaría acogiendo a algunos de los afectados en su propia casa.

Ahora, la incansable constancia de estas mujeres cuenta con el apoyo de «toda esta gente joven», apuntaba Rosa Otero señalando a las abogadas, psicólogas o pedagogas que colaboran con la asociación. Victoria Fernández, una de las abogadas, apunta un ejemplo del seguimiento que hacen de quienes acuden en busca de ayuda: «Cuando están en Teixeiro lo hacemos a veces a través de cartas, aunque luego los vamos a ver allí».