Julius entra en el mundo del arte

A CORUÑA

La pintora, ilustradora y profesora Beatriz García Trillo hizo un cuadro del extraño alemán que, tiznado y envuelto en bolsas de basura, deambula por la ciudad

20 abr 2010 . Actualizado a las 12:45 h.

«Tú me desprecias por ser vagabundo, y mi destino es vivir así. Si vagabundo es el propio mundo que va vagando en un cielo azul. Qué importa saber quién soy, ni de dónde vengo, ni por dónde voy...». El viejo bolero podría ser entonado por Julius, un vagabundo alemán, tiznado y envuelto en bolsas de basura, que desde hace tiempo recorre las calles de la ciudad. «Soy un ciudadano del mundo, me encuentro bien y soy feliz», fueron las parcas explicaciones que dio el hombre a los miembros de la Cruz Roja en una de las numerosas ocasiones en las que acudieron en su ayuda, casi siempre alertados por vecinos que estaban preocupados por el estado en que se encontraba esta persona.

La imagen de Julius, que podría llevar unos tres años en la ciudad, impactó también a Beatriz García Trillo, pintora, ilustradora de libros como los del detective Suso Espada que escribe Francisco Fernández Naval, y profesora de la escuela de Artes y Oficios Pablo Picasso. «Me impactó especialmente su mirada ausente, como si no estuviera en este mundo, como si no existiera todo lo que pasaba ante sus ojos, abandonado de si mismo», explica esta artista en su estudio de Oleiros. Por ello, tras tomar una serie de notas y apuntes en su inseparable libreta, decidió recogerlo en un lienzo.

García Trillo ha plasmado a la perfección en este acrílico los erizados cabellos de Julius, sus piernas tiznadas, sus pies calzados con unas simples sandalias durante el último lluvioso invierno, su especie de vestimenta hecha a base de bolsas de basura, negras, y su raído saco de dormir que, colgado de los hombros, también le servía de abrigo en los días de más frío. Por el momento, la artista no ha decidido el destino de este lienzo, que ocupa un lugar destacado en su estudio y en el que Julius sigue con esa mirada perdida, ausente, que tanto cautivó a la artista.

Asiduo de la plaza de Mina

Mientras tanto, ajeno a lo que sucedía en un estudio de pintura de Oleiros, durante las últimas semanas los hábitos de este vagabundo, que habría llegado en un barco que se marchó sin contar con él, le han llevado prácticamente todas las mañanas a una esquina de la plaza de Mina. En este lugar de paso, transitado a diario por cientos de personas, muestra en ocasiones su cartel de 40 céntimos. Además sorprenden algunos cambios en su atuendo, como es el hecho de llevar pantalones, unos zapatos que protegen sus pies mejor que las viejas sandalias y una gorra bajo la que esconde su mirada, ahora más atenta a las personas que pasan y a las que, extrañadas, giran su cabeza para ver al curioso personaje.

En la noche del pasado sábado, se movía por la calle de la Estrella, aceptando algunas ayudas económicas de los viandantes, algo que en otras ocasiones rechazaba con un rotundo «No need money», según habían relatado en estas páginas el pasado mes de diciembre Javier Becerra y Nacho de la Fuente.

Tanto los Servicios Sociales del Ayuntamiento como la Cruz Roja han buscado una solución para este vagabundo que ha entrado en el mundo del arte.