El CEIP de Bormoio disfrutó del monte con Voz Natura

CORISTANCO

Niños de infantil y sexto de primaria recogieron bellotas, setas y castañas

28 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Voz Natura empieza a dar sus frutos en los centros de la Costa da Morte. Al igual que los que ayer recogieron los alumnos del colegio de Bormoio-Agualada (Coristanco). Acompañados por las profesoras Bea Devesa, Bea Trasande, Mari Vázquez, Ana Bardanca y el coordinador de la iniciativa en el colegio desde hace ya unos siete años, Evaristo Domínguez, salieron al monte los niños de sexto de primaria y los de infantil, de tres, cuatro y cinco años. «Vimos recoller landras, cogomelos e tamén estamos facendo un mural de outono no colexio con froitos secos», explicaba una profesora. Mientras los pequeños se afanaban por recoger el mayor número de bellotas posible, los mayores se interesaban por las setas y preguntaban: «Profe, ¿e esta é comestible?». «Hai que ter coidado, porque os cogomelos están lavados das choivas destes días e perderon algo a cor, así que pode parecer unha cousa e ser outra», explicaba Evaristo. Él les hablaba de las tipologías, entre ellas, la Lactarius Delicious, o el «níscalo pequeno» y el Boletus Edulis o el Peido de Lobo, científicamente conocida como la Largermannia gigantea. «Este é o momento adecuado para recoller as landras», apuntaba Evaristo. Después, a cada niño se le entregará una y, tras comprar una pequeña maceta por cabeza, el alumno deberá cuidar de su planta. «Do que se trata é de que o neno, despois, leve para a casa un carballo, pero tamén de que o vaian vendo crecer, que vexan todo o proceso e, por exemplo, como se separan os dous cotiledóns da landra e mesmo se valorará dar un premio ao carballo que máis medre por aula», explicaba el coordinador de estas actividades de Voz Natura en el centro educativo de Bormoio desde que se comenzaron a celebrar. «Os nenos gózano e aprenden moito máis ca nos libros. Víveno», corroboraba la profesora de infantil Ana Bardanca. Como producto típico del otoño, los alumnos también se dedicaron a recoger castañas. Llenaban los bolsillos y los depositaban en el recipiente correspondiente. Fue una mañana de aprendizaje a pie de monte. «Por raro que pareza, pese a ser nenos que viven nunha aldea, moitos descoñecen certas cousas do campo», afirmaba Evaristo. Tanto los más pequeños como los más grandes tomaron contacto con el medio ambiente.