La carencia de operarios, sobre todo en las empresas auxiliares de los astilleros, provocó que algunas empresas del naval hayan optado por el empleo de mano de obra extranjera. Pero los intentos llevados a cabo hasta la fecha han fracasado debido, en gran medida, al férreo control ejercido por los sindicatos del naval para evitar que se incumpla el convenio del sector, que tantos quebraderos de cabeza ha traído a la patronal. Las primeras en ser expulsadas (por denuncia ante la Inspección) fueron las empresas subcontratadas procedentes del norte de Portugal. El argumento esgrimido ante Trabajo fue el incumplimiento del convenio del sector en materia de salarios. Este hecho provócó incluso la reacción del Gobierno luso que temía la existencia de xenófobia en esta medida. Otra empresa subcontratada que integraba su plantilla con operarios de origen rumano y búlgaro siguió el mismo camino que las portuguesas, por emplear trabajadores a bajo coste y al margen de la legalidad laboral.
o