El conflicto frena la construcción desbocada

La Voz

SANTIAGO

27 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Con la construcción en recesión en Occidente, el ladrillo y el cemento hallaron un paraíso particular en Libia. Con una inflación anual que ronda el 10% y con la propiedad privada vetada para los extranjeros, la apertura de las concesiones para la explotación petrolífera atrajo a Libia a compañías de todo el mundo e hizo que los libios viesen un filón en el alquiler de viviendas. «La construcción estaba a tope. Nunca he visto nada parecido. A la entrada de Bengasi, los chinos, que son los que más están construyendo allí, estaban haciendo 35.000 viviendas a la vez. No hay ciudad donde no se edificasen más casas de las que ya había construidas. Era un bum insólito. Se hacían carreteras, líneas de metro, de tren...», comenta José Luis Dorrego.

El conflicto bélico supondrá un freno al ladrillo, si bien Dorrego aplica una lógica tan cruel como aplastante: «Cuanto más se destruya, más habrá que reconstruir. Es así de duro, pero así de cierto. Esto va a parar el país, que va a tardar años en recuperarse, en volver a los niveles de antes. De todos modos, la producción de petróleo se puede recuperar en tres meses, porque las instalaciones no han sido dañadas».

En el tintero queda la intervención internacional. Ante eso, José Luis Dorrego recela: «Mi impresión es muy chocante. Hasta ahora todo el mundo callaba, nadie llamaba a Gadafi por su nombre... que lo tiene. Pero como hay intereses, lo demás queda en un segundo plano».