Varios centenares de maquinistas de tren de Bélgica llevaron a cabo ayer una huelga espontánea, que ningún sindicato había convocado, para protestar por sus condiciones laborales y por lo que consideran un déficit de seguridad en la red de transporte por ferrocarril. «Ha sido una combinación de factores: presión laboral y falta de entrenamiento, junto con el impacto emocional del accidente», dijo Jos Dignette, funcionario del sindicato del sector público ACOD.
Por otro lado, la Comisión Europea se defendió ayer de las acusaciones de algunos portavoces de la compañía ferroviaria SNBC, que aseguraron que la demora en el plan para dotar a las líneas belgas de los sistemas europeos de seguridad ferroviaria se debían a los cambios de normativa llevados a cabo por el Ejecutivo comunitario. «Las acusaciones son infundadas», aseguró ayer Helen Kearns, portavoz de la nueva comisaria de Transportes, Siim Kallas.