Tímidamente, pero Lavacolla continúa creciendo. Y es que solo el aeródromo compostelano, junto con los aeropuertos de Reus y Santander, se salva del descalabro generalizado en el número de pasajeros que se dio a lo largo del año 2009. Los datos de Aena referentes al acumulado hasta diciembre del 2009 reflejan que el número de personas que utilizaron la terminal compostelana para volar aumentó a lo largo del pasado año un 1,4%, lo que supone que por las puertas de embarque de Lavacolla cruzaron casi dos millones de personas.
Teniendo en cuenta que el número de operaciones descendió y que no aparecieron nuevos operadores con aviones inusualmente grandes, los números negros se explican por la mayor optimización de las plazas en las aeronaves por parte de las compañías, especialmente las bajo coste, que acaparan buena parte del mercado.
El crecimiento más espectacular, por su parte, lo experimenta el aeropuerto de Reus, que incrementó su número de pasajeros en más de un 33%. Por su parte, Santander creció casi un 12%. Entre los aeródromos que más se resintieron en el 2009 están los de Valladolid (con una caída de casi el 24%) o el de Pamplona, que experimentó un descenso en el número de pasajeros del 22,8%. En comparación con el resto de aeródromos gallegos, el de la capital de Galicia es el que sale mejor parado, puesto que es el único que arroja datos positivos es Lavacolla.
Menos operaciones
Sin embargo no todo es positivo en los datos ofrecidos por Aena. Así, a lo largo del 2009 hubo un 8,1% menos de vuelos que en el 2008. Los datos negativos en este apartado también son una tendencia generalizada en los aeropuertos del resto del Estado. De hecho, solo cinco aeródromos arrojaron porcentajes positivos en este sentido. Son los de Cuatro Vientos, en Madrid, Reus, Huesca, Salamanca y Logroño. Tampoco en el volumen de mercancía le ha ido bien a Lavacolla. Y es que desde Compostela se transportó en el 2009 casi un 18% menos de carga que en el 2008. En Alvedro la caída fue de un 15,5% , mientras que Peinador se lleva la peor parte: el volumen de mercancía se desplomó un 46,2%.