La muerte se llevó a Juan José Cebrián Franco (Compostela, 1933) en la madrugada de la víspera del Apóstol, del día grande del culto jacobeo, a cuya tradición se dedicó a investigar los últimos dieciocho años de su vida. Perdió la batalla contra una dura enfermedad cuando no se ha cumplido un mes de su toma de posesión como canónigo de la Catedral de Santiago.
Su mundo se circunscribió siempre a Santiago, salvo los años que estuvo en Roma, donde se licenció en la Universidad Gregoriana en Ciencias Sociales. Fue ordenado sacerdote por el cardenal Quiroga Palacios en 1956, formando parte de una promoción de 36 curas que pasaron doce años de sus vidas en el seminario conciliar compostelano, en San Martín Pinario. Nunca tuvo una parroquia. Desempeñó distintas responsabilidades en el Arzobispado, donde actualmente era director de la oficina de Sociología, Estadística e Internet. Hasta que se jubiló en 1988, impartió docencia en el Seminario, en institutos de FP y en el Xelmírez I. Y colaboraba con la Delegación Diocesana de Peregrinos, en consonancia con su preocupación confesa por la «ofensiva contra la autenticidad de los restos del Apóstol en la catedral». Su hermano Jenaro, miembro también del Cabildo compostelano, es el director de la Oficina del Peregrino.