La Real Sociedad B se aprovecha del peor Ciudad de la temporada

X. Ríos

SANTIAGO

10 nov 2008 . Actualizado a las 11:27 h.

El Ciudad de Santiago no tuvo un buen día. Ya avisó Luisito en vísperas del encuentro que el filial donostiarra era un equipo a tener muy en cuenta, pese a estar en el pelotón de cola. Los peores temores del técnico verdiblanco se confirmaron en una tarde gris sobre el tapete de San Lázaro.

Al final, la Real Sociedad B se embolsó los tres puntos con un contundente 1-3. Y lo hizo sin faroles, con un fútbol combinativo y con mucha velocidad en sus acciones. El joven filial puso las cartas sobre la mesa, descubiertas desde el primer instante, y el Ciudad no supo jugarlas.

Los futbolistas compostelanos no entendieron bien el juego. No acertaron en la elección del sistema y poco a poco fueron perdiendo sus características más evidentes. La Real B llevó la iniciativa y puso mayor intensidad en sus argumentos. El Ciudad, por contra, bailó al ritmo marcado por el conjunto visitante.

Los primeros compases fueron de dominio vasco, con un Ciudad demasiado apático y con escaso ritmo. La juventud pudo con la experiencia. La habilicad del filial superó la estrategia del once verdiblanco. El desparpajo de los jóvenes donostiarras desmontó desde el primer instante cualquier maniobra de los verdiblancos. El arranque inspirado de los guipuzcoanos echó por tierra la escasa iniciativa de los compostelanos.

Con estas credenciales sobre el verde de San Lázaro, pronto llegó el premio para el cuadro vasco. Cuando todavía no se había cumplido el primer cuarto de hora de juego, la Real Sociedad B se adelantó en el marcador y puso contra las cuerdas a un débil adversario.

Momentos de desconcierto

Fueron momentos de gran desconcierto en la nave compostelana. Ninguno de los pupilos de Luisito fue capaz de tomar el mando del equipo y sacar a flote a un Ciudad que jugó con una marcha menos que el adversario.

Fueron pasando los minutos y el once verdiblanco logró empatar con un cabezazo del central Capi. Un gol que puso algo más de vida en las filas de un conjunto lento y sin chispa. El tanto del zaguero fue un espejismo, pues nueve ninutos después Oskitz adelantó de nuevo a los guipuzcoanos, en una acción de gran belleza por parte del interior Zurutuza.

En el segundo acto, los cambios del técnico local variaron las prestaciones de un Ciudad que dejó el motor de gasolina en casa y salió a competir con un diésel en mal estado. Rico y Luisito le dieron unos caballos más de potencia a la maquinaria verdiblanca, pero insuficientes para marcar las pautas del juego.

El Ciudad intentó cambiar de filosofía y buscó sin éxito remedios para su mal. El equipo, ante la imposibilidad de superar en la combinación al adversario, se limitó a practicar un fútbol más directo en busca de la cabeza de Maikel o de un segundo balón que pudiese aprovechar Marcos Suárez.

Pocas ocasiones

Al cuarto de hora de reanudarse el juego, Rico ejecutó una falta muy peligrosa contra la barrera. Instantes después, Maikel estuvo a punto de sorprender con un chut raso y cruzado. Fueron acciones de escaso peligro. Jugadas aisladas, producto más del fallo del rival que del acierto propio del jugador santiagués.

La respuesta del filial casi fue contundente. Gabilondo se fue por piernas de su marcador y estuvo a punto de sentenciar, pero la buena salida de Mackay impidió el gol. El Ciudad empezó a descuidarse defensivamente en su afán de llegar arriba lo más rápido posible. Así, Luisito tuvo el empate en sus botas, pero su disparo raso se fue a córner.

La sentencia

En la recta final, otra vez Mackay evitó el tercer tanto donostiarra. Gabilondo fue de nuevo la pesadilla de la zaga local. Un par de minutos después, a seis para el final, el meta verdiblanco realizó una gran intervención, pero el balón se quedó al borde del área y cayó en las botas de Eizmendi. El punta sí supo sentenciar con un gran derechazo que se fue a la escuadra. Se lo merecían los guipuzcoanos.