El primer intento de mediación del Concello para evitar el cierre de la planta de Trèves-Salcedo resultó ayer infructuoso. Después de un encuentro previo con los representantes de los trabajadores, la alcaldesa en funciones, Teresa Casal, mantuvo una tensa reunión con los directivos de esta empresa auxiliar del automóvil, de la que salió muy disgustada por la inflexibilidad que demostraron de cara cualquier posible solución que evite el despido de 133 empleados.
«Na postura da empresa vese claramente que teñen xa totalmente decidida a deslocalización e, concretamente, irse a Marrocos con man de obra máis barata», afirmó la regidora socialista al término del encuentro con el director de la planta, Javier Mariscal, el director de recursos humanos, Santiago Codina, así como el también director de recursos humanos de Trèves a nivel España, Carlos Salazar. Los tres abandonaron el Ayuntamiento sin hacer ninguna declaración pública.
Casal llegó a ofrecerles la posibilidad de contar con bonificaciones y ayudas para recolocar a los 133 trabajadores del centro de la carretera de Vigo en O Campiño, en una parcela anexa a la otra planta que Trèves tiene en este polígono para ahorrar así en alquileres y transportes. Pero la respuesta fue que con esa solución solo recolocarían a 4,3 personas.
«Eles argumentan que coa decisión que teñen tomada están tratando de salvar os postos de traballo de O Campiño», abundó la teniente de alcalde. Y esta afirmación le sonó a amenaza. «A mín sonoume como se nos estiveran dicindo que lles deixemos facer esto porque senon ao mellor tamén facémolo mesmo no Campiño».
Según Teresa Casal, los directivos expusieron una situación de pérdida continuada de mucho dinero desde hace tiempo. Manifestaron que sus principales competidores ya deslocalizaron antes, que su cliente Citroën les exige unos precios más bajos y que en las actuales condiciones no pueden competir. En consecuencia, le aseguraron que «é completamente inviable para eles seguir aquí».
Sin embargo, esta versión contrasta con la que le ofrecieron los trabajadores, en cuanto a importantes ganancias y cartera de pedidos. Y la concejala coincidió con ellos en que la política de la empresa no es de recibo.
«E admisible que cada vez que nun país se consiguen unhas condicións de dignidade e estabilidade laboral, se vaían a outro no que os traballadores todavía non lograron ese tipo de conquistas sociais», señaló.
Instar a la Xunta
Teresa Casal dijo que fue muy clara y enérgica con los directivos de Trèves en la defensa de los puestos de trabajo y advirtió que el Concello no dará un paso atrás en ese sentido. El lunes llevará a la junta de Gobierno una declaración institucional para su aprobación en pleno, en la que se instará a la Xunta a intervenir en el asunto y a no aceptar el expediente de cierre y despido pretendido por la empresa.
La alcaldesa en funciones subrayó el hecho de que la mayoría de los 133 trabajadores de Trèves-Salcedo son mujeres «e teñen máis difícil a reinserción laboral». Recalcó también el hecho de que esta firma obtuvo en los últimos años 3 millones de euros de subvenciones. Y, además, puntualizó que si bien para el Concello fue siempre una empresa modelo, «esa consideración xa a perdeu», apostilló.
Para Casal, la postura de los trabajadores es de lo más coherente. «Están dispostos a flexibilizar todo o necesario antes de perder os postos de traballo». Y en cuanto a la postura empresarial, dijo sentirse decepcionada.