La reaparición de Charles, clave en la victoria del Pontevedra en Pasarón

Tino Rascado

PONTEVEDRA CIUDAD

07 abr 2008 . Actualizado a las 11:26 h.

Como en las películas de suspense, el Pontevedra consiguió en el minuto 97 la victoria ante un Atlético de Madrid B protestón e histérico al que parecía írsele la vida en el encuentro de ayer en Pasarón. Al final, sus continuas protestas y pérdidas de tiempo provocaron que acabasen con nueve jugadores tras ser expulsados el guardameta Mario Ruyales y el defensa De Abreu, además del entrenador Abraham García.

Si el retorno de Javi Rodríguez hace un par de meses había servido como acicate a los granates, ayer el protagonismo se lo llevó Charles. El brasileño reapareció después de cinco meses sin competir por culpa de una lesión y revolucionó el ataque hasta el punto de lograr el gol de la victoria cuando el partido expiraba.

El principio del encuentro no tuvo parangón con el final. Javi Gracia presentó un equipo distinto al de las últimas jornadas con la vuelta de Óscar Guimeráns y Gato en el once inicial y con la sorpresa de Fran Rico en el banquillo.

Partido abierto

En el arranque, Pontevedra y Atlético B disputaron un encuentro muy abierto, con posibilidades para ambos equipos. Nadie se podía imaginar lo que quedaba por delante hasta que el árbitro señalase el final.

La igualdad en el primer acto provocó que fuese el Atlético B el que crease la primera ocasión de peligro del partido. Fue en un disparo de Rubiato, el máximo goleador colchonero, quien remató en el segundo palo un centro lateral en el que estuvo a punto de batir a Bonis.

Pero un brillante Igor y un increíble Dani acabaron poniendo la quinta marcha y especialmente el mallorquín volvió a impresionar con su velocidad, aunque la calidad de Igor es especial. A la media hora de juego le hizo una espectacular vaselina a Mario Ruyales que lo dejó clavado y a continuación Vázquez remató blando un córner en el primer palo. El capitán, que reaparecía después de su rotura de menisco, también tuvo otra magnífica ocasión para sacar del aburrimiento al marcador electrónico pero no acertó.

Fran Rico volvió a dirigir

El gol se le resistía a los granates y en la segunda parte saltaron al terreno de juego con mayor concentración. Gracia se decidió a dejar en el vestuario a Óscar Guimeráns, quien había participado poco en la primera parte, y recuperó el trivote con la entrada de Fran Rico.

La decoración cambió de forma sustancial y por momentos el Pontevedra fue un aluvión. Dani llegó a plantarse solo ante el meta rojiblanco pero no logró sortearlo y el balón salió rechazado por el cuerpo de Mario Ruyales cuando iba camino de la red.

Numerosas ocasiones

Igor, Víctor, una caída de Dani dentro del área visitante que el árbitro pasó por alto, una llegada de Charles a la línea de fondo que centró para Igor sin que su primo llegase al esférico, un remate de Vázquez al larguero, otro disparo de Igor... Pero no había forma. La suerte se había aliado con los rojiblancos y el ímpetu de los granates se veía empañado por su falta de acierto en la finalización.

La insistente presión del Pontevedra agobió al equipo de Abraham García y trataron de frenar al rival de cualquier forma ante un árbitro también desquiciado. El primero en pagar las consecuencias fue el guardameta Mario Ruyales, al que el asturiano Moro Sánchez le mostró la segunda amarilla en el minuto 81. El goleador Rubiato dejó su puesto al portero suplente Bernabé y a continuación el defensa De Abreu vio la segunda amarilla y en las muchas triquiñuelas de los rojiblancos llegó a participar también el médico del equipo para perder tiempo.

Al final, el gol de Charles devuelve al Pontevedra a la senda de las victorias, a las plazas de promoción de ascenso y a la tranquilidad que concede ser segundo clasificado.