Los establecimientos de la ciudad les niegan el servicio, pero estos recurren a amigos mayores de edad
10 nov 2007 . Actualizado a las 04:24 h.Sábado noche. Noche de botellón. Centenares de jóvenes pontevedreses inundarán a partir de las nueve de la noche los supermercados de la ciudad para comprar el alcohol que consumirán después en la calle. Los más rezagados acudirán a la media docena de tiendas 24 horas del centro que venden bebidas después de las diez.
Las estadísticas elaboradas desde el Plan Nacional sobre Drogas revelan que cada uno de ellos dispone de 10,8 euros de media para bebidas, pese a que muchos cuentan con apenas 15 y 16 años, según apuntan desde los propios establecimientos. El paisaje del Campillo, la zona preferida para el botellón, confirma que, pese a no contar con la edad legal, han logrado adquirir whisky, ron o vodka.
Seis de cada diez clientes que tratan de comprar bebida en los 24 horas son menores de edad, según afirman los propios dependientes. «Desde luego son más de la mitad -explica la encargada de uno de ellos-; si tuviera que hacer una estadística, serían por lo menos seis de cada diez. Nosotros pedimos el carné a todos los menores. Se nota quienes lo son y quienes no. Muchos ponen alguna excusa; dicen que se les ha olvidado el carné, pero no les vendemos».
«¿Me compras la bebida?»
El panorama se repite en otro establecimiento del centro, que a las once de la noche del sábado registra lleno total. «Vienen muchísimos menores, pero les pedimos a todos el carné», asegura la dependienta. «Muchos acaban en la puerta preguntando a la gente que entra si pueden hacerles el favor de comprar la bebida por ellos; pero claro, nosotros de puertas para afuera no podemos hacer nada».
La mayoría de las tiendas de 24 horas cumplen ya con la prohibición de venta de alcohol a los menores de 18 años, que fue planteada el jueves por los alcaldes gallegos como medida preventiva del botellón. En la actualidad, los jóvenes de 16 y 17 años pueden adquirir bebidas de baja graduación, como cerveza o vino.
En los supermercados, los lugares donde los jóvenes se proveen mayoritariamente de bebidas, se permite la compra de estas bebidas a partir de los 16 años. «El sábado a las nueve es el aluvión. Vienen muchos menores. A todos les pedimos el carné, pero en la pandilla siempre hay alguno que tiene la edad; paga y se llevan todos las bolsas», afirma una dependienta del súper.
Y no son malos clientes. Según los datos que maneja el Plan Nacional sobre Drogas, en cada botellón de Pontevedra, los adolescentes se beben unos seis mil euros en alcohol.