El pequeño comercio optó por no abrir las puertas durante el día de ayer
11 ene 2010 . Actualizado a las 02:00 h.La provincia de Ourense, con menor número de centros comerciales que el resto de Galicia, concentró la mayor parte de la apertura del primer domingo de las rebajas en el Centro Comercial Ponte Vella. Aunque en O Paseo de la capital algunas tiendas, de grandes marcas, abrieron sus puertas, el comercio local prefirió no trabajar y dejar pasar un día de venta. La razón, según explica el presidente de la Federación de Comercio de Ourense, Aurelio Gómez Villar, está en las grandes desventajas del pequeño comercio frente a las grandes franquicias, como puede verse en el hecho de no disponer de personal suficiente para abrir en festivo. Esta situación se une a la imposibilidad de competir en algunos casos con descuentos que a día de ayer llegaban hasta el 70%.
En este sentido Gómez Villar recuerda que desde hace un par de años ya existen establecimientos que en diciembre comienzan con ofertas especiales, situación que propicia un arranque tan «brusco» de las rebajas. «Los primeros días de las rebajas son importantes pero hay que tener en cuenta lo que pasó en diciembre. Hubo ya descuentos especiales y esto puede tener como consecuencia que en unas semanas se diluya la campaña de rebajas». De esta manera, la necesidad del consumidor -según explica- se agotará y puede que no aguante los tres meses de rebajas (algo que ya ocurrió el pasado año). Incluso hay establecimientos que al lado de las rebajas ya han instalado las prendas de la nueva temporada. Aún así, para el comercio local las rebajas servirán para paliar la temporada pasada marcada por la crisis económica, vender sus stocks y así generar beneficios.
El textil y en menor medida el calzado se han llevado la palma, aunque existen algunos comercios de electrodomésticos que se han sumado a las rebajas. La afluencia de gente, aunque buena, tampoco fue la esperada en el día de ayer. Las condiciones meteorológicas pudieron más que las rebajas y la mayoría de los ourensanos prefirieron dejar la calle y estar a resguardo. La mayor parte de los establecimientos del textil mostraban descuentos iguales o superiores al 50% o simplemente ponía a la venta artículos sueltos a precios por debajo de los 10 euros.