Sumar para dividir entre dos

Antonio Nespereira

OURENSE

El bipartito del Concello de Ourense cumple un año en el poder escenificando sus tensiones e intentando encajar los proyectos para impulsar la tercera ciudad gallega

18 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

«Seremos un goberno, pero con dous partidos totalmente distintos». El viernes 15 de junio del 2007, un día antes de que el nuevo gobierno del Concello de Ourense tomase posesión de su cargo, la frase pronunciada por el líder del BNG, Alexandre Sánchez Vidal, sería premonitoria. Casi un año después aquella declaración adquiere hoy el todo su significado: PSOE y BNG han sumado los concejales (ocho y seis, respectivamente) que habían obtenido en las elecciones del 27 de mayo para mandar a la oposición al PP, pero lo hicieron sin un programa de gobierno común.

Y es que socialistas y nacionalistas entraron al Concello después de haber negociado durante algunas semanas exclusivamente el reparto de poder. El deseo de «blindar» las competencias y que ninguno de los partidos tuviese acceso a las concejalías de su socio llegó a tal extremo que ni siquiera el alcalde, Francisco Rodríguez, en su condición de cabeza visible de la institución, pudo ejercer como tal su papel de representante de la ciudad y su gobierno públicamente tanto como quisiera. O lo que es lo mismo: mientras el PSOE ostentaba la alcaldía, el BNG se parapetaba institucionalmente en la Tenencia de Alcaldía dando al cargo categoría bicéfala.

El rodaje ha sido complejo y los engranajes no siempre han estado bien engrasados. El PSOE ha intentado trasladar a la sociedad su forma de gestionar y el BNG ha hecho lo propio. Este indisimulado deseo de protagonismo ha permitido que cale más ante la sociedad una imagen de gobierno de dos velocidades que una estrategia de conjunto.

La elaboración del presupuesto para este ejercicio, presentado con un inexplicable retraso, fue el primer gesto para que los ourensanos visualizasen el cambio. Presentaron unas cifras «históricas» que aún no se periben como tales. Con la mitad del ejercicio a punto de concluir, el Concello sigue manteniendo la inercia de años anteriores en cuanto a gasto corriente e inversiones sin que este último capítulo permita a día de hoy intuir algún proyecto de entidad en marcha.