La sombra del descenso sigue prolongándose sobre un Club Deportivo Ourense tocado, que no hundido, pero sabedor de las dificultades que deberá salvar para mantenerse en la categoría.
Con esa mentalidad saltó al campo el once rojillo, en una clara amenaza a un Universidad de Las Palmas que optó por cerrar filas sobre su parcela defensiva y fiar su suerte al brasileño Cacá, su gran fichaje invernal. Así, Martín y Jaime Moreno firmaron rápidos -aunque tímidos- avisos, antes de que Lozano reclamara su turno en otro dos remates, el último intencionado pero flojo, al lanzamiento de un libre directo que detuvo Juanma.
El Ourense era el único que quería, pero le costaba superar a un conjunto que se defendía con oficio, casi al límite de la tarjeta en cada acción. Sin embargo, bastó que Cacá controlara su primer balón, mediado el período inicial, para obligar a Taranilla al primer alarde de sus reflejos.
Parecía decrecer el ímpetu de los locales, pero un rechace de córner que siguieron porfiando terminó en un centro al área de Jaime Noguerol, peinado por Anxo para un Martín que asistió a Portela en la boca de gol. Fue todo un efecto moral para muchos de los jugadores que arrastraban notables molestias físicas en el bando rojillo y también un toque a rebato para los hombres del debutante Paco Castellano.
Forzó la máquina el Uni, aunque aportó poco en ataque. Sergio fue el siguiente en poner en apuros a Taranilla y, ya en tiempo de prolongación, Cacá se encargó de asestar el primer mazazo a la parroquia de O Couto. El brasileño controló sin que los centrales pudieran sujetarlo y lanzó un zambombazo inalcanzable para el meta de los anfitriones.
El partido comenzaba a oler a chamusquina para un Ourense justito de fuerzas, que aún así volvió a presumir de empeño cuando Jaime Noguerol protagonizó el primer intento a la vuelta de vestuarios. Con todo, los gran canarios se mostraban superiores en la presión y sólo un Yebra gigante movía balón con criterio en la parcela ancha. Ramón comenzó a abrir una brecha en el lateral izquierdo de los ourensanos y la estrategia dio la ventaja a los visitantes en el lanzamiento de un córner que mandó a las redes el veterano Ojeda.
La contienda parecía vista para sentencia, pero ni por esas se rindió el Ourense, que hizo coincidir su rebeldía ante la derrota con la indecisión de un Uni que no fue quién de matar el encuentro y optó por defender su mínima renta. Pese al control de los isleños, un Anxo diezmado por la tendinitis sobresaltó a la grada con un disparo que se le marchó fuera y, poco más tarde, se encargó de sellar el empate en la boca de gol. Un justo premio a la encorajinada incursión de Josu y a su óptimo centro.
De ahí al final, sólo lo intentaron los de casa, a pesar de que el muro rival era igual de rocoso. A duras penas, el Ourense cumplió al menos con el plan B, en espera de mejores ocasiones.