El Ourense llegó a Vallecas como flamante campeón de la Copa Federación y se fue humillado y en puestos de descenso. Pachón abrió muy pronto la lata ourensana y, a partir de ahí, fue un vendaval que pasó por encima.
El Rayo Vallecano sumó su noveno triunto consecutivo en el Teresa Rivero y se sitúa líder en solitario.?Los primeros instantes de tanteo permitieron ver a un Ourense bien plantado que trataba de calmar el ímpetu con el que suelen salir los hombres de Pepe Mel en el Teresa Rivero. Y, aunque lo consiguieron durante los primeros diez minutos, en los que el Rayo no gozó de ninguna ocasión de gol, a los once Pachón recogía un balón de espaldas a la portería, encontraba el pasillo aguantando las tarascadas de los centrales orensanos y cruzaba el esférico ante Manu Taranilla para inaugurar el marcador.
Era la primera ocasión clara de todo el encuentro y los franjirrojos conseguían adelantarse en el marcador, demostrando el porqué de su liderato. Ocho minutos después, en una internada por la banda de Llorens, Taranilla cometía un absurdo penalti sobre el lateral vallecano y, posteriormente, solventaba su error deteniéndole el lanzamiento al propio Llorens, aunque el rechace le llegaba a Pachón que enviaba el balón a la red por segunda vez en la tarde.
Pese a los dos tantos recibidos, los pupilos de Tomé no le perdieron la cara al encuentro y mantuvieron la marca individual sobre Míchel y Enguix lo que, aunque impedía el juego fluido de los locales en el centro del campo, no evitaba que el peligro llegase por las bandas. La defensa rojilla, bien comandada por el capitán Aloisio, despejó con solvencia todos los balones que llegaron al área.
Sin embargo, se echaba de menos algo más de iniciativa en ataque por parte de los visitantes, que iban dos goles por debajo en el marcador y necesitaban reaccionar para no acabar la jornada en puestos de descenso.
En la segunda mitad, Tomé decidió dar entrada a un delantero como Osvaldo y retirar a Josu, cuyo puesto fue ocupado por Portela y Pablo retrasó su posición al centro de la defensa, dejando como único pivote a Óscar Yebra. Todo este cambio táctico lo único que consiguió fue desquiciar a una defensa que, a pesar de los dos goles encajados en la primera parte, no había estado mal. No tardó en llegar el tercer tanto local, cuando Pablo se equivocó al intentar sacar el balón jugado y le regaló el balón a Piti para que éste batiera de nuevo a Taranilla en el mano a mano.
El Rayo comenzó a gustarse y a deleitar a su afición, que pedía más goles para celebrar el liderato en solitario. En el 64, tras un saque de esquina botado por Míchel, Pachón cabeceaba a las mallas logrando el tercer gol en su cuenta particular y el cuarto de los madrileños. Los orensanos eran un juguete ante el vendaval local y hubo que esperar hasta el minuto 70 la primera oportunidad de cierto peligro protagonizada por Yebra, pero aún Mauri completó la goleada de los anfitriones.