El robo de nueve siglos

Juan Gómez Jurado< / span>

OPINIÓN

08 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

L  o primero que un escritor puede pensar al escuchar la noticia de un robo de esta magnitud es que es el argumento de una emocionante novela de intriga. A saber: el robo de uno de los libros más importantes y valiosos del mundo, que además contiene en su interior los misterios insondables de la antigüedad; el hecho de que se haga en plena catedral de Santiago, enclave fundamental de la cristiandad y vulnerando tremendas medidas de seguridad; y la evidencia de que quien lo hizo no solo debió planificar milimétricamente el robo sino que debe estar poderosamente relacionado si es que quiere deshacerse de un objeto de valor multimillonario, pero de muy difícil salida. Con estos argumentos, veinte millones de dólares y una estrella de Hollywood podríamos rodar una superproducción, pero por desgracia la noticia es que es real, que ha sucedido en nuestra propia casa. La importancia del volumen, que es una puerta en el tiempo a la Galicia de principios del XII, es enorme. La audacia del robo, pasmosa. Y los daños si la policía no consigue recuperarlo pronto, incalculables.  Se ha llamado a los mayores expertos en robos de gran envergadura para que acudan a Santiago de Compostela a investigar, mientras la policía activa un enorme despliegue para localizar el Codex, incluyendo una alerta generalizada a investigadores de toda Europa. Si las sospechas se confirman (que es un robo por encargo realizado por una banda de especialistas), solo un puñado de coleccionistas cuentan con el dinero y la falta de escrúpulos necesaria para cometer este expolio. Este no es el robo del siglo, sino de nueve siglos. Que será atractivo y emocionante en celuloide y sobre el papel, pero que en la vida real nos hace a todos más pobres.