Novacaixagalicia inaugura la primera muestra de Marini en España
01 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Marino Marini (1901-1980) no se reclamó heredero de la figuración etrusca, que floreció en la península itálica antes del esplendor romano. Se declaró etrusco, sin herencias y sin intermediarios. La figuración escultórica y pictórica de este artista, nacido cerca de Florencia, ocupa desde ayer las salas del centro social de Novacaixagalicia en Santiago.
Las setenta y cinco piezas, entre esculturas, óleos y dibujos, proceden del Museo Marino Marini de Pistoia, localidad de nacimiento del artista. Esta es la primera vez que una muestra antológica del creador llega a España, una circunstancia que la comisaria de la exposición, Marisa Oropesa, calificó de «extraña» teniendo en cuenta la altura creativa de Marini y su reconocimiento como uno de los grandes nombres del arte italiano del siglo XX.
Son las esculturas en bronce las que asumen el protagonismo de esta antológica, divididas en dos tipos. Las ecuestres, como representación de la tensión «entre lo humano y la bestia», y las figuras humanas, mayoritariamente femeninas. Para la comisaria de la muestra, los caballos «son representativos de la obra de Marini, pero no por la belleza estática de los animales, que la tienen, sino por la confrontación con el hombre presentado como jinete». Oropesa señala que en la evolución de esa serie de esculturas ecuestres se aprecia el pensamiento del artista: «Fue más bien un pesimista y por eso se aprecia cómo la bestia le va ganando al jinete, lo va derribando».
En la exposición se recuerda también la conexión de Marini con las vanguardias europeas y cómo esas relaciones influyeron en sus obras de manera que en el conjunto de sus trabajos se puede ver un recorrido hacia lo expresionista, un cambio en el que la sensualidad inicial cambia hacia expresiones influenciadas por el pesimismo y por el existencialismo.
La muestra viajará en mayo a Vigo y desde allí iniciará su recorrido por la Península, Valladolid y Murcia entre otras paradas, para acabar su itinerancia en Madrid.