¿Y si lloraban porque se quedaban?

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El último libro de Arturo Lezcano, «O país invisible», trata el movimiento migratorio en Galicia en el siglo XX.
El último libro de Arturo Lezcano, «O país invisible», trata el movimiento migratorio en Galicia en el siglo XX.

13 dic 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Ha escrito Arturo Lezcano un libro descomunal sobre una de las cuatro grandes diásporas de la edad contemporánea, a nosa. Judíos, irlandeses e italianos transitaron el mundo por razones diversas pero solo a nosotros nos falta una parte fundamental del relato. Él se empeña en empezar a cerrar ese agujero con este O país invisible (Libros del K.O.) llamado a conformar un canon pero escrito con la pluma vibrante y luminosa de quien conoce los dos lados de la madeja. En varios lustros de carrera periodística, el autor ha tenido tiempo de escuchar a cerca de doscientos de esos emigrantes, en su caso casi todos anónimos, pero con peripecias dignas de los grandes relatos. Con ese ojo infalible con el que Arturo detecta meollos de apariencias ligeras ultragratos de digerir —quizás también porque los genes lo convocan— Lezcano presenta este retablo definitivo de la emigración con la imagen fundacional de la conciencia colectiva del fenómeno, la fotografía que Manuel Ferrol tomó a Ángel Calo, O Jurjo, y a su hijo Juan Calo, Chanquete, con su discreta Rolleiflex en el puerto de A Coruña el 22 de octubre de 1957 a la una de la tarde. Resulta inaudito que tantos años después todavía estuviese sin contar una parte de la historia, incluido el testimonio directo de Chanquete, el niño, que, por cierto, convive con su mito con una parsimonia muy Costa da Morte, aunque su estampa haya hecho más para identificarnos que la Marilyn de Warhol o la Santiña de Asorey. Ese desinterés por una imagen que Arturo convierte en la bandera de un país invisible explica tantas cosas… Quizás por eso el periodista ourensano-ferrolano-coruñés pero también argentino-brasilero se afana en iluminar, aunque quizás también sea porque tiene los años adecuados y el compromiso genealógico y profesional correctos. Urge que esta carrera no se pare. Si han visitado el Epic, el museo de la emigración encajado en la Custom House de Dublín de donde partieron muchos de los diez millones de irlandeses que emigraron, se preguntarán cómo no hay nada igual en un país como el nuestro que en la segunda mitad del siglo XIX expulsó a la cuarta parte de su población y en la década de los sesenta al 56 por ciento de los ourensáns de entre 18 y 40 años. El meneo de Lezcano es de tal importancia que incluso fija una variable que ya asomaba en investigaciones previas como la de Xabier Blanco y que le dan otra sustancia a las lágrimas que se derramaban en los puertos, cuando las familias se preparaban para poner el Atlántico por medio. Se lo dijo Chanquete: «Chorabamos porque quedabamos sós». Amén.