Confiesa que le han robado muchas veces el corazón, y que disfruta compartiendo tiempo en familia. Dice que su carácter optimista tiene que ver con ser el pequeño de cuatro hermanos. El mayor, Mario es su referente. «Es mi mejor maestro, me apoya cada paso que doy en mi profesión». indica
12 dic 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Tenía apenas 5 años cuando Óscar Casas (Barcelona, 1998) debutó como actor en la serie Abuela de verano: «Ya por entonces, me lo tomaba muy en serio. Recuerdo que iba con mi texto aprendido, que había practicado con mi madre, para que saliera perfecto». Casi veinticinco años después, el hermano pequeño de Mario Casas, también actor, vive su mejor momento profesional encadenando un proyecto tras otro: «Mi objetivo vital es sentirme bien conmigo mismo, siendo una buena persona y un buen actor». Se confiesa muy positivo, nada pudoroso y muy metódico: «Tengo manías, lo reconozco. No puedo ir a ningún sitio, si no he desayunado mis dos tostadas de pan de centeno, con tomate rallado, lonchas de pavo, queso fresco, aceite, sal y pimienta». El actor regresa ahora a la pantalla grande con Me has robado el corazón, una película de chico conoce chica con final feliz.
—Acabas de estrenar «Me has robado el corazón». ¿Estás satisfecho?
—Mucho. Estoy muy contento. Soy un gran seguidor de las comedias románticas. Me encantan y cuando llegan estas fechas me hago mis maratones de los grandes hits y cada año vuelvo a disfrutar con Love Actually o Notting Hill. Creo que hemos conseguido ese tono con la historia de amor entre Eric y Vera. Al final, el objetivo es entretener, sacar una sonrisa y hacer pasar un buen rato.
—¿A Óscar Casas le han robado el corazón en alguna ocasión?
— Sí. Muchas veces. Soy un chico muy romántico. Y los finales felices no solo suceden en el cine, o en las pelis románticas como esta, también suceden en la vida real y a esos momentos bonitos e inolvidables a lo que hay que agarrarse, cuando aparezcan momentos duros o complicados. Como dice la actriz Meryl Streep, que me fascina: «Lo último que se pierde es la esperanza».
—Eric, tu personaje, conoce a Vera, a través de una web de citas. ¿En alguna ocasión has utilizado estas páginas para ligar?
—No. Nunca he utilizado webs de citas para conocer a una chica. Soy bastante clásico para ligar. No soy de forzar un encuentro. Soy bastante convencional y en lugar de buscar, prefiero conocer a alguien de forma fortuita, bien porque se cruza en mi vida en un momento determinado o a través del trabajo.
—En la película, Eric le confiesa a Vera que lo único que desea en la vida es ser feliz. ¿Qué te hace sentirte pleno y feliz?
—Estar rodeado de los míos, pasar tiempo con mis padres y mi hermanito pequeño en casa, me llena mucho y también me siento muy feliz con mi profesión. Mi objetivo vital es sentirme bien conmigo mismo, siendo una buena persona y un buen actor.
—Hay un momento en el que apareces desnudo de espaldas. ¿Cómo vives este tipo de escenas tan íntimas?
—En los rodajes cuando hay escenas tan íntimas suelen ser muy respetuosos y además los actores contamos ahora con las coordinadoras de intimidad, que son de gran ayuda, porque hacen de intermediarios entre tú y el director o los productores. Si hay algo que te da vergüenza, se lo transmites en vez de decírselo al director directamente. Al final, esta escena forma parte de la historia entre Eric y Vera y había que contarlo y yo lo hice con la mayor naturalidad.
—¿Eres pudoroso?
—No. Soy bastante poco pudoroso. Vengo de hacer ahora una película en la que hay escenas de alto de contenido erótico con una actriz mayor que yo, y me he dado cuenta de que lo he llevado mejor de lo que pensaba. Hasta el momento no había rodado tantos planos con contenido sexual y he estado más pendiente y preocupado porque la otra persona estuviera a gusto, cómoda y se sintiera bien. A mí me da igual que se vea mi cuerpo, o esta parte o la otra.
—Transmites buen rollo, cercanía y naturalidad. ¿Eres así?
—Sobre todo soy bastante positivo. Creo que tiene que ver con ser el pequeño de cuatro hermanos. El hermano mayor es el que nos protege, la chica tiene que encontrar su sitio entre tanto chico, el de en medio ocupa el puesto más difícil y yo al ser el pequeño, nunca he sentido presión, me he dejado llevar y de ahí lo de ser natural y sentirme feliz.
—¿Qué consejos te da tu hermano mayor, Mario, también actor, para enfocar bien tu carrera profesional?
— Mario es mi mejor maestro, mi guía, como lo es también mi madre. Ambos son mis referentes tanto en la parcela personal como en la profesional. Hablamos todos los días. Mario apoya absolutamente cada paso que doy y me orienta en esta industria.
—¿Tu madre es la que te pone los pies en el suelo?
—Por supuesto. Mi madre es la que está a mi lado tanto para los momentos de subidón como si tengo algún bajón. Me dice: «Ya está. Ya se pasó. Ahora para arriba, Óscar». Mi madre siempre está ahí para apoyarme, escucharme y abrazarme.
—Cuando un proyecto que te ilusionaba, se cae o no sale como esperabas. ¿Te cuesta asimilar las decepciones?
—Soy bastante positivo y como todos, también tengo días malos, pero intento que me duren lo menos posible. En esos momentos de bajón, suelo hacer más deporte, dar paseos con mi perra por el campo, pasar tiempo con mi familia, ver pelis que me gustan, reconectar con el arte, con mi espiritualidad. Tengo mis herramientas para tirar en los momentos delicados.
—Te confiesas muy ordenado, ¿quizá en exceso?
—Mucho. Sí, tengo muchas manías, lo reconozco. Sobre todo para centrarme a la hora de rodar y no perder tiempo en gestos que no tienen que ver con el personaje. Son hábitos metódicos que me ayudan a entrar en la historia, así me ocupo menos de Óscar y me centro más en el personaje. Tengo que tenerlo todo superordenado, no puede haber nada fuera de su sitio, porque me distrae, la ropa que voy a llevar ya preparada, mis cosas colocadas, esto me da tranquilidad y me relaja.
—¿Cuál es esa manía sin la que no puedes arrancar el día?
—Siempre tengo que desayunar sea la hora que sea. Si me recogen para rodar a las cinco de la mañana, me tengo que levantar a las cuatro y cuarto, porque necesito darme una ducha y preparar mi desayuno. No puedo ir a ningún sitio, si no he desayunado mis dos tostadas de pan de centeno, con tomate rallado, lonchas de pavo, queso fresco, aceite, sal y pimienta.
—¿Cómo llevas el tema de la popularidad y el que te saquen en las revistas con tu pareja?
—Me he dado cuenta de que no es positivo y no me hace bien, la verdad. Intento no leer nada, no busco mi nombre en internet, no tengo TikTok ni Instagram en el móvil, no miro revistas. Alguna vez, algún colega me ha enviado una foto de una revista, pero les digo que paso. Hace mucho tiempo que no veo nada. Ojos que no ven, corazón que no siente. Solo utilizo las redes sociales como herramienta de trabajo.
—Tu primer trabajo como actor fue en la serie «Abuela de verano» y apenas tenías 5 años. ¿Te acuerdas?
—¡Uf! Claro que me acuerdo. Recuerdo que cada día de grabación me lo tomaba muy en serio. Para mí no era un juego, yo quería hacerlo bien y me concentraba mucho cuando me tocaba entrar. Iba con mi texto aprendido, que había practicado con mi madre en casa para que saliera perfecto. Fíjate, que casi no sabía ni leer y me aprendía unos textos bastante largos. Me gustaba tanto lo de actuar, que me maquillaran, vestirme con otra ropa, el ambiente del set, las luces y las cámaras, que no me quería ir a casa.
—¿En qué momento pensaste que la interpretación era lo tuyo?
—Cuando rodé la serie Instinto con mi hermano Mario. Yo tendría unos 20 años, y fue durante aquel trabajo cuando me di cuenta de que me apasionaba el oficio de actor, que me gustaría dedicar mi vida a contar historias y que haría todo lo posible por aprender, por formarme y ser un buen profesional.
— ¿Sueño cumplido?
—El actor Leonardo DiCaprio, al que admiro mucho, dice que esta profesión es una carrera de largo recorrido, no un esprint. Es un oficio en el que hay que trabajar, trabajar y trabajar. Quizá vea cumplido ese sueño cuando tenga 50 años y haya tenido una larga trayectoria, con muchos papeles a mis espaldas y con diferentes registros. Aún me queda mucho camino hasta conseguirlo, pero estoy muy contento con el camino recorrido.
—Si pudieras elegir tu próximo proyecto. ¿Qué te gustaría hacer?
—Me gustaría abordar una historia relacionada con la lucha, con las peleas. Me gusta el boxeo. He descubierto que me apasionan los deportes de contacto físico y me encantaría hacer algo interesante relacionado con este tema.
—Muchas de las localizaciones de «Me has robado el corazón» son en Galicia, en Verín. ¿Cómo ha sido rodar en la tierra de tu familia?
—Galicia es preciosa y a la película rodar allí le sienta muy bien: el paisaje, notar su humedad en la cara, el que haga frío, incluir toda la parte tradicional con las fiestas del carnaval en Verín. Es el lugar perfecto para conectar con uno mismo. Además, no hay lugar en el mundo donde se coma mejor que en Galicia, todo está rico.
—¿Eres muy navideño?
—Sí, soy muy navideño, me encanta esta época y con mi hermanito pequeño de 11 años disfrutamos mucho en casa. Poner el árbol en familia, comer roscón, hacer un viaje juntos, ver películas de Navidad son planes que me chiflan.