Aquel tren Estrella y sus vagones de segunda

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Imagen de archivo de 1999 del último viaje que hizo el tren Estrella Rías Bixas en la desaparecida estación Urzáiz de Vigo.
Imagen de archivo de 1999 del último viaje que hizo el tren Estrella Rías Bixas en la desaparecida estación Urzáiz de Vigo. xulio villarino

05 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Hoy llegará a Guixar el Estrella Rías Baixas si la previsión recogida el martes por Carlos Punzón se cumple, porque a la vista de cómo anda el tren últimamente conviene no dar por garantizados los anuncios. Antes de frenar en Vigo, el mítico ferrocarril tendrá que pasar por Ourense y mucho antes salir de la estación de Chamartín, aunque para reproducir con fidelidad la ruta original y abonar nuestra insoportable nostalgia debería hacerlo de la de Príncipe Pío, desmantelada desde hace años para convertirla en un centro comercial.

El Estrella Galicia volverá a las vías gracias a la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Madrid que nos ha dado una excusa para que todos los que en algún momento de la vida repartimos la existencia entre Galicia y la capital de España podamos acudir de nuevo a aquellos viajes nocturnos en los que todo era tan imprevisible y lento. A finales de los ochenta, entre Ourense y la estación Príncipe Pío mediaban ocho horas en un vagón de segunda clase compartido por seis personas que disponían de un tiempo infinito para nacer, crecer, reproducirse y morir, en lo que era la simulación perfecta de una existencia completa o al menos de una amistad eterna que siempre se prometía en el andén y se olvidaba al alcanzar la cuesta de San Vicente.

Con los años, los cuartos fueron más hasta permitir algún viaje con cena previa en el vagón restaurante, con una carta muy presentable, manteles blancos de buen algodón y una luz tenue que disparaba el instinto peliculero más tímido. Disfrutar de una de aquellas veladas y recorrer al terminar los pasillos de los vagones hasta alcanzar el coche cama, pasar la noche arrullada por los roces del tren y llegar a destino por la mañana temprano era la preparación perfecta para comerte el mundo.

Todas las incomodidades de aquellos viajes parecen hoy aventuras impresionantes gracias a las trampas que hace la memoria cuando regresa a tiempos felices. Sería interesante transportar a un juvenil del 25 a una de aquellas noches sin móvil y con diez horas por delante para un trayecto en el que hoy el tren emplea apenas dos horas y media. En estos tiempos de autoflagelación colectiva sobre las miserias que nos afloran el regreso del Estrella Galicia es una evidencia de lo que hemos mejorado.