Dentro del ránking de los 39 centros escolares que siempre han presentado 50 o más alumnos a la selectividad en los últimos seis años, el Marista-Santa María de Ourense se coloca en la tercera posición con un 7,81 de nota media. «El formato de examen cambiará este año, pero un alumno tiene que estar preparado para hacer de todo», explican
02 oct 2024 . Actualizado a las 10:48 h.Luis Ángel Arias es profesor de Matemáticas en el colegio Marista-Santa María de Ourense desde hace 30 años, aunque también ha impartido las asignaturas de Informática y Dibujo Técnico de forma complementaria. Y por si fuera poco, ha ejercido de jefe de estudios durante mucho tiempo. Ahora estrena un nuevo cargo. «Desde hace 20 días soy el director del centro», bromea mientras recuerda que sigue teniendo a su cargo 18 aulas y 500 niños entre secundaria y bachillerato.
El Marista-Santa María cuenta este año con 74 alumnos en segundo de bachillerato repartidos entre tres grupos. «Hay promociones mas cargadas que otras, pero nuestra media es de 80 alumnos en este último año del ciclo. Siempre tenemos tres grupos. Este año hay 31 alumnos de Bachillerato Técnico, 22 del Biosanitario y 21 del de Humanidades y Ciencias Sociales», explica. Y es que preparar a tantos alumnos para las pruebas de acceso a la universidad es una carrera de fondo, pero no lo más importante.
«La implicación tanto de alumnos como profesores comienza en la ESO. Nuestro objetivo es el de crear un hábito de esfuerzo y de superación, ademas de crear un buen ambiente de trabajo. Somos un colegio donde la mayoría de alumnos llevan matriculados desde infantil, por lo que ya están acostumbrados a una manera de trabajar, que al final es un poco lo que te da el éxito en la ABAU. La idea no es prepararlos solo para la selectividad, sino la de crear alumnos competentes que se puedan enfrentar a esa prueba y a otras», afirma. A pesar de todo eso, el centro consigue colocarse gracias a su media de 7,81 en la tercera posición del ránking de los 39 centros que han presentado a 50 o más alumnos a la ABAU en los últimos seis años.
Simulacros los días antes
Luis Ángel insiste en que una de las claves, quizá del éxito, es inculcar el esfuerzo. «Durante la ESO trabajamos las competencias que te decía antes. Al final, la exigencia va subiendo con los cursos. La mayoría de los que hacen el bachillerato es para hacer el examen de acceso a la universidad y entrar en algún grado. Obviamente, ahí influye el formato que nos vayan a poner este año, que ha cambiado. Pero no nos va a suponer mucho esfuerzo porque nuestro objetivo no es el de prepararlos exactamente para esa prueba», detalla Luis Ángel. Además, admite que tampoco están preocupados por los cambios que trae el nuevo formato de exámenes de la ABAU. «No tenemos incertidumbre. No podemos estar esperando hasta el ultimo año. El formato habrá cambiado, pero un alumno tiene que estar preparado para hacer lo que le pongan. Tienen menos donde elegir, pero como antes de la pandemia. Toda Galicia está sometida a la misma prueba», indica.
Entonces, ¿cuándo comienza la preparación? «Esa prueba tendrán que pasarla. Que estén capacitados para hacerla y afrontarla con tranquilidad es nuestro trabajo. No hay una preparación específica, salvo en segundo de bachillerato, que ya te fías de cómo serán las pruebas para acostumbrarlos. Cuando acaban las clases, los alumnos tienen el boletín de notas en la mano y están matriculados en la selectividad, aprovechamos ese par de semanas de descanso hasta la ABAU para hacerles exámenes de años anteriores. Les ofrecemos prepararse hasta dos días antes del examen. Nos dedicamos a insistir en esa clase de problemas que van cayendo. Son dos semanas con preparación exhaustiva. Este año sigue habiendo algo de elección en el nuevo formato, entonces también los preparamos para que sepan ‘leerlo'», explica.
Porque durante el curso, se intenta que en todas las materias en las que sea posible, se adecúen al mismo modelo de examen del selectivo. «Al final de cada evaluación tenemos un examen global donde se evalúa todo lo que se ha dado. Hay materias en las que es imposible, como Matemáticas, donde existen bastantes bloques. En esas, hasta el final no puedes evaluar de todo el curso. En mayo ya sí, porque siguen siendo globales y ya se aplica ese tipo de examen con todas las condiciones», apunta. En el centro no ofrecen un plan de refuerzo en especial, porque eso se realiza dentro de cada clase. «Hay profesores que si se quedan por la tarde, avisan a los alumnos para que puedan venir a solventar dudas. En fechas previas a los exámenes se juntan y tienen comunicación para resolver los problemas. Al final, nuestro objetivo es el estar con los alumnos en clase y que no lleguen a casa con dudas y dificultades», cuenta.
Y parece que otro de los puntos a favor que tienen en el colegio es el profesorado. «Tenemos un profesorado relativamente joven, implicado y estable. Nuestro profesorado de bachillerato ya ha impartido clase en secundaria también. Es gente joven, pero con una experiencia suficiente y muy preparada. Tampoco podemos depender solo del profesorado. Tenemos un modelo educativo propio de Maristas. El profesorado que entra a trabajar aquí asume el modelo educativo. De los 3 años para arriba, es lo que rige y marca las líneas en la educación», detalla. Además, el equipo está apoyando por el departamento de orientación no solo en esa última etapa tan complicada. «La orientación comienza en 3.º de ESO. Les ayudan a escoger las optativas y se hacen test psicopedagógicos para que puedan tener una referencia de lo que pueden estudiar. En 2.º de bachillerato se les da la oportunidad de ponerse en contacto con distintas universidades para que vean la oferta», afirma.
Sin embargo, Medicina es la favorita. «En Santiago tiene una nota de corte altísima. Estos últimos años fue de las más demandadas, pero también hemos tenido alumnos que han optado por el doble grado de Fisica y Matemáticas. La rama biosanitaria es de la más demandada», confiesa. Y para gestionar esos nervios de llegar a cierta nota, ahí están ellos. «Ante dificultades hay que enseñarles a gestionar las emociones y las dificultades. Hay una parte de trabajo a nivel tutorial y de orientación. La gestión emocional es uno de los pilares que tratamos en este colegio. No pueden llegar a selectividad y quedarse bloqueados porque les sobrepase el examen. Trabajamos con ellos eso y sé que da sus frutos. Si un alumno en algún momento tiene una necesidad, se le ayuda», recalca Luis Ángel.