Marga Araújo, educadora canina: «Dejar al perro solo en casa le puede causar mucha ansiedad»

Carme D. Prol / S.F.

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Cuando un can llega a nuestra vida comenzamos a enseñarle a sentarse, dar la pata... ¿Es esto bueno? Hablamos con una educadora canina que defiende el entendimiento antes que las órdenes para cubrir sus necesidades y que sea un animal feliz

22 jul 2021 . Actualizado a las 09:06 h.

Marga Araújo es educadora canina en Breocan. Su trabajo consiste en mejorar la relación entre «humanos y perros» mediante el entendimiento. Defiende que la educación no debe consistir en que el perro obedezca a una serie de comandos.

—¿Qué diferencia hay entre entrenar y educar a un perro?

—Entrenar es imponerle una disciplina, enseñarle cosas con órdenes y comando. Educar es aprender a convivir con el perro.

—¿Es adecuado darle órdenes?

—Para trabajar la mente sí. Lo ideal es trabajar la mente y el olfato para que sea un perro feliz y sano. Para mí es beneficioso porque hacemos que se concentre en esa acción pero sin más, no lo veo nada positivo porque de nada sirve que se sepa sentar, si después no sabe gestionar el día a día o los estímulos que le aparecen de personas, perros o ruidos.

—¿Por qué es tan importante trabajar el olfato?

—Es una forma de enriquecer su vida, tenemos que darles cosas que hacer porque se aburren. Nosotros cuando llegamos a casa tenemos televisión, libros... Si no exponemos diariamente a los perros a esfuerzos, llevan una vida superaburrida. El beneficio es que es calmante, lo tranquiliza. Los cansa mucho, es más efectivo trabajar con el perro el olfato durante 30 minutos que un paseo de hora y media.

—¿Hay algún trastorno que sea común?

—La ansiedad, que no sepa estar tranquilo. Los exponemos a tantos estímulos en el día a día que les generan ansiedad porque no saben cómo comportarse, no saben qué hacer en esas situaciones. Por eso la obediencia no sirve de nada, lo que hay que hacer es ayudarlos a gestionar las situaciones.

—¿Cómo se trata esa ansiedad?

—Hay muchos tipos, puede ser por separación que es cuando se quedan solos en casa y se ponen nerviosos. Eso puede acabar en un problema de salud. O cuando se encuentran con otro perro durante el paseo. Aquí entra en vigor la correa, la gente no sabe comunicarse con el perro, no entiende su lenguaje y como no quieren que ladre, les hacen tensiones de correa. Todo esto les crea ansiedad porque el perro es sociable por naturaleza y los metemos en un piso y los obligamos a saludar a todos los perros, cosa con la que no estoy de acuerdo porque yo no saludo a todos los humanos por la calle. Yo trabajo en base a la comunicación, no utilizo órdenes, quiero que el perro haga las cosas porque quiere hacerlas. Todo es respetar la comunicación del perro cubriendo sus necesidades e intentando entenderlo.

—¿Cómo les influye nuestra actitud?

—Por ejemplo, si yo paseo nerviosa es normal que mis perros ladren. La correa es un cordón umbilical, entonces nuestro estado de ánimo les repercute completamente. Si el perro ladra y nos ponemos nerviosos porque no queremos que lo haga, tensamos correa, o no, pero el perro lo percibe.

—¿Se puede modificar el carácter?

—Yo no modifico caracteres porque al final cada uno tiene su personalidad. Tenemos una visión de que tiene que ser el perro ideal y los perros ideales no existen. Se trata de aceptarlos, ayudarlos y comprenderlos. Hay que respetar su lenguaje y entender que si en un momento ladra por miedo, no hay que corregirlo, sino pensar a qué le tiene miedo, a qué distancia, y ayudarlo. Pasar de quejarse por la conducta a querer ayudarlos, esa es la clave para tener una buena relación con ellos.

—¿Tratamos bien a los perros?

—Pensamos que nos tienen que obedecer en todo momento, no los dejamos ser perros. Pero eso viene estipulado por lo que nos enseñan en la televisión los adiestradores que existen. Tenemos que darnos cuenta de que hay otra forma de convivir con ellos, no es un objeto que tiene que obedecer sino que convivimos y es una especie, igual que nosotros somos otra.