El Camino de Santiago de Godello en Godello

La Voz PERIODISTA

YES

XOAN A. SOLER

04 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

A Quinta da Auga es un lugar mágico. Es difícil encontrar un enclave similar en el norte de España. La empresa de distribución de productos exclusivos Bodeus, que dirige Mateo Seoane siguiendo los pasos de su padre, Ángel Seoane, escogió este hotel-sparaíso para celebrar una cata privada muy especial. La propuesta consistió en recorrer el Camino de Santiago de Godello en Godello. En concreto el denominado Camiño de Inverno, el que, explicaron los expertos, los peregrinos medievales preferían para evitar grandes y frías cotas como la del Cebreiro. Son 259 kilómetros desde Ponferrada a Santiago pasando por Borrenes, Sobradelo, A Rúa, Quiroga, Barxa de Lor, Monforte de Lemos, Chantada, Rodeiro, Lalín, Bandeira, y Ponte Ulla. «Puede considerarse como el más gallego de los caminos porque atraviesa las cuatro provincias de la comunidad. Además permite gozar de los vinos del Bierzo, Valdeorras y la Ribeira Sacra», destacan los promotores de la presentación. Me encantó escuchar y sentir la pasión por el vino que transmite María José Yravedra, de Ronsel do Sil, una de las bodegas presentes en la velada. También acudieron Amancio Fernández y Javier Rodríguez, de Losada Vinos de Finca y Borja Prada, de Valdesil. Este último reivindicó la figura de su bisabuelo, José Ramón Gayoso (no confundir con el presentador de Luar). Sostiene el bisnieto que en la finca de Pedrouzos de Vilamartín de Valdeorras nació el primer godello gracias a la iniciativa de su ancestro. Lo contó entre sorbo y sorbo.

BOSQUE DE COPAS

En las mesas redondas que ocuparon una treintena de invitados apenas había espacio para los platos que preparó el chef del hotel. Sobre el mantel dispusieron un bosque de copas en el que fueron sirviendo vino tras vino. Siempre Godello. Un viaje de muchos kilómetros sin cambiar de variedad ni de asiento, pero sí de matices. Todos de la misma uva pero cada uno con su personalidad. Mientras Bob Dylan cantaba a unos pocos kilómetros las copas se fueron llenando y vaciando a la misma velocidad que se vendieron las entradas para el concierto. Altos de Losada, Pezas da Portela, O Chao, Pedrouzos, Vel’uveyra y el Ourive. En mi mesa la mayoría de comensales eran hosteleros de conocidos restaurantes de la comarca coruñesa como A Cova do Frade de Betanzos, Decanta-T de Sada, o el Terreo de A Coruña. El vino que más alabaron fue el último que les cité, Ourive, aunque ninguno bajó del sobresaliente. La cena-experiencia hubiese sido redonda quedándose a dormir, pero hubo que volver a casa con un conductor que apenas probó el Godello y se bebió casi toda el Auga de la Quinta.

FOTO: XOÁN A. SOLER