¡A ver si aguantas el tipo en este gym!

MARÍA VIDA

YES

ANGEL MANSO

TODOS LOS QUE HAN PROBADO ESTA NUEVA ACTIVIDAD coinciden en un mismo adjetivo: «cañera». Y es que hacer pilates, yoga o boxeo sobre una colchoneta en el agua multiplica por diez su dificultad

03 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Esto va de subirse a una colchoneta, pero nada tiene que ver con lo que haces en el verano en la playa. Aquí las olas solo se forman cuando te caes al agua. ¡Arriba, que comenzamos!

Necesitamos algo de equilibrio, pero tranquilos, hay truco: las colchonetas están ancladas por los extremos a las corcheras que separan las calles. Y todavía podrían estar más, pero a los Termaria les va el mambo. Una vez encima, el ritmo de la clase es similar a otras actividades dirigidas: un poquito de calentamiento, ejercicios en los que poco a poco se va incrementando la intensidad para volver a relajar con los estiramientos. No es difícil, pero ya te adelanto que vas a acabar rendido. Todos los que la prueban coinciden en una palabra: «cañera». Son 45 minutos muy intensos en los que el único respiro pasa por lanzarse al agua. «Es muy cañero, pero te lo pasas muy bien porque interactúas todo el rato con el profesor y con el resto de compañeros», dice Irene, que ya lleva dos clases de Aquafit board. De lo del profesor puedo dar fe. Jorge es pura entrega desde el bordillo de la piscina. Desde el agua no hay duda de cuál es el siguiente movimiento. A veces incluso les lanza pelotas -porque él mojarse poco-; y ellas, porque el 95 % de las alumnas son mujeres, las pillan al vuelo.

Esta actividad de fitness guarda muchas similitudes con el paddle surf, pero Jorge matiza las diferencias. «Estas tablas no son tan alargadas y son más finas por lo que son más inestables, pero así es más divertido», apunta. La sensación de estar siempre pendiente de un hilo hace que se active continuamente el core. De ahí que donde más se nota el trabajo realizado sea en los abdominales y en las piernas. «Yo acabé con agujetas de hacer sentadillas», apunta Irene.

El trabajo es principalmente aeróbico. Se alternan movimientos de yoga, de pilates, de boxeo.... pero al hacerlos sobre el agua, la dificultad se multiplica por diez. Carmen, otra de las usuarias, dice que «mientras no le coges el tranquillo vas al agua constantemente». Y añade. «Sorprende, ver cómo se maneja encima de la colchoneta gente de cierta edad, porque es una disciplina de fitness muy exigente, pero te echas unas risas». Trabajan con pelotas, con cintas elásticas, con mancuernas... y Jorge advierte que, en breve, cuando hayan cogido más seguridad, se lanzarán a dar «el salto» a los saltos sobre la plataforma.

UN ÚNICO REQUISITO

Pero no hay que quedarse con un ejercicio o con otro. Una vez que empieza la clase y están en la piscina, cualquier movimiento supone un esfuerzo. «De hecho, hay un ejercicio que es tirarse al agua, y subir, tirarse y subir... Y la gente realmente se tira por el calor que tiene, para decir qué fresquita, qué relajación, porque queman las piernas», explica Jorge Barata, que ahora que sus alumnas no están delante confiesa que a la clase «le sobran minutos». Es una actividad exigente pero el único requisito es saber nadar, solo en caso de tener problemas de cervicales, hay que tomar cierta precaución. Y olvídense de coger frío. Aquí lo que sobra es calor.