Joaquín Prat: «Si le mientes al espectador te calan a la primera»

Alexandra Maza, S. F

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Hijo del periodista que marcó una época, mano derecha de Ana Rosa, risueño, atrevido, sin pelos en la lengua y ahora, padre ejemplar. Así es el presentador de «El programa del verano». ¿Crees que lo sabes ya todo sobre él? Vamos a comprobarlo

28 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Joaquín Prat (Dinamarca, 1975) lleva más de 15 veranos sin vacaciones, aunque dice que no le importa mientras siga teniendo trabajo. El presentador ha colaborado este verano en Y ahora la mundial y actualmente está centrado en dirigir El programa del verano, sustituyendo a la mítica Ana Rosa. Nunca dice que no y siempre está dispuesto a presentar lo que le echen. Nos ha asegurado que le gustaría tener un late show con Christian Gálvez y que vivir en Galicia es un lujo.

-Por la trayectoria de tu padre y ahora también de tu hermana, ¿crees que el periodismo lo llevas en la sangre?

-Creo que heredas el amor por las cosas. El gusto por el trato con la gente, la exposición de cara al público, las gratitudes que te da esta profesión. Hoy en el supermercado me dice un señor: ¡Oye, muy bien lo que le has preguntado a la de Esquerra Republicana, qué gusto! Ese feedback que te da el público es alucinante.

-¿Por qué empezaste a estudiar Económicas si no era tu pasión?

-No lo entiendo ni yo, me metí a Económicas siendo un desastre con los números. Y supongo que lo hice porque mi padre me dijo que no perdiera el tiempo con el periodismo, que me dedicara a algo serio, y yo al final le hice caso. Me dijo que podía estudiar cualquier carrera, y que si luego quería, ya me podría dedicar a esto. ¡Y menos mal que cambié!

-Sé que eres muy fan de la radio, ¿Por qué te gusta tanto?

-La radio es la mejor escuela que puede tener un periodista, es frescura máxima, es inmediatez, es pasión... Para mí significa conectar con el oyente como en ningún otro medio. Me sabe a infancia.

-¿Y a qué sabe la infancia?

-Sabe a las primeras veces que acompañaba a mi padre al trabajo, al sonido del ascensor enrejado del 32 de Gran Vía, que ya no existe, a los estudios llenos de humo, ya que por aquel entonces se podía fumar y mi padre era un fumador compulsivo, a las cintas magnetofónicas que utilizábamos, al técnico, que era tu gran cómplice cuando entrabas en la pecera, a la señora a la que mi padre le compraba el cupón del día justo antes de entrar a trabajar, al olor de la cafetería donde se iba a tomar un cruasán a la plancha... sabe a todo lo que veía cuando era pequeño.

-¿Cómo te ha cambiado la vida ser padre?

-Es lo mejor que he hecho en mi vida con mucha diferencia. Aunque lo tengo ahora mismo aporreando aquí al lado una pelota con dos palos, es lo que me ha dado mi razón de ser.

-Aunque sea tu jefa, eres muy amigo de Ana Rosa. ¿Qué has aprendido de ella?

-Respeto, cariño, admiración y generosidad siempre con el trabajo de los compañeros. Es un ejemplo de que se puede mandar mucho sin decir una palabra más alta que la otra.

-Y cuándo se va y te deja al frente, ¿suele desconectar o sigue pendiente para ver cómo va todo?

-Desconecta, desconecta, excepto algún día que te manda algún mensaje cariñoso para decirte que lo has hecho bien o que te ha visto muy guapo.

-¿Cuál crees que es tu esencia para ganarte a los espectadores del programa?

-La naturalidad y no mentirle al espectador, debes ser tal y como eres, con tus defectos y tus virtudes. Lo importante es reírse de uno mismo. Si le mientes al espectador te calan a la primera de cambio. Saber reconocer tus errores es fundamental en el periodismo.

-Y de tus amigos en televisión. ¿Con quién te gustaría tener un programa?

-Me encantaría hacer algo con Christian Gálvez o con Jesús Vázquez, conecto con ellos de maravilla y somos muy amigos. Haría con ellos un concurso de humor o un show nocturno un poco canalla. Aunque tengo que decirte que el listón está muy alto al haber trabajado con Ana Rosa.

-Has presentado «realities» de mayores y de niños. ¿ Con cuál te quedas?

-Me quedo con los niños, es una maravilla poder trabajar con ellos, te recuerda que a veces es importante volver a tu infancia, y sentir la inocencia que teníamos cuando eramos unos críos, te ayuda a ver las cosas de otro modo.

-Sabemos que te gusta mucho tu trabajo, pero ¿ si te ofrecieran ser ministro cambiarías de profesión?

-¡Ni por todo el oro del mundo y menos después de lo que le ha pasado a Max! Lo viví con mucha tristeza, no me metería en política nunca jamás.

-¿Qué es lo que más te gusta de trabajar en un magacín?

-Que tocas absolutamente todos los palos de la actualidad. Confío plenamente en todos los temas que deciden tratar y me parecen muy interesantes.

-Seguro que hay temas que te dan más pereza, pero ¿qué noticias de verano son las que prefieres dar?

-Pues me pone contento cuando no son desgracias, cuando son noticias positivas. Poder dar la historia del buzo español que rescataba a los niños en Tailandia es algo increíble, es un ejemplo de que la realidad a veces supera a la ficción. Me gusta la actualidad política, hablar de Cataluña... a todo le acabo encontrando un punto de atractivo.

-Has estado presentando un programa del Mundial de fútbol. ¿En qué se parecen la prensa del corazón y la deportiva?

-En todo, no sabría con cuál quedarme, creo que las dos desatan las pasiones más bajas del ser humano.

-Llevas un montón de años sin vacaciones de verano. ¿Qué es lo peor de trabajar en estas fechas?

-El calor es lo peor sin ninguna duda, trabajar en estas fechas es un poco duro, lo llevo bastante mal.

-¿Y lo mejor?

-Lo mejor es que no hay tráfico en Madrid para circular, se va súper a gusto. Y otra de las cosas buenas es que estoy rodeado de mis compañeros, que son un equipazo.

-¿Cuál es tu grupo de música favorito?

-Antes de entrar a trabajar suelo escuchar a Love of Lesbian, y también fui a ver a Pearl Jam en el Mad Cool, fue un concierto espectacular.

-He leído que tu madre tenía una casa en Galicia. ¿Sueles venir mucho por aquí?

-La época en la que mi madre vivía en Cambados íbamos dos o tres veces al año, ahora ya no tengo esa suerte porque mi madre se trasladó a Barcelona, aunque ella sigue yendo a menudo.

-¿Qué es lo que más te gusta de Galicia?

-Hay pocos sitios como Galicia, donde la gente sea tan amable, tan entrañable, donde se coma y se beba mejor. Cenar con mis amigos es lo que más me gusta, estar rodeado de la familia y la gente que quieres en torno a una buena mesa es un planazo. En Galicia me sentaba en una mesa a la hora de comer y no me volvía a levantar hasta que se acababa la cena, eso es un lujo.