Aquí se bebe y se juega

María Vidal, A. López Penide, María Cobas, Tania Taboada

YES

LOLITA VAZQUEZ

TODOS A LA MESA, pero nada de a comer. Coge la pala, el palo, el dardo o el mango y dale. Con una mano, porque con la otra tienes que sujetar la bebida. Hay que alternar ambas jugadas porque estos locales dan mucho juego

02 abr 2018 . Actualizado a las 13:14 h.

Tomar algo con los amigos siempre es un buen plan, pero para qué nos vamos a engañar, si hay un entretenimiento extra mucho mejor. ¡Que los colegas están muy vistos! Además, un tablero de por medio siempre anima el cotarro. Los piques son inevitables, los «el que pierda esta ronda paga» un clásico y las revanchas una buena excusa para tomar otra cerveza. Los que están detrás de la barra saben lo que se cuece, por eso cada vez más renuncian a sus mesas para hacer espacio a la mesa.

Después de ver la idea en un bar de Berlín, los propietarios de La Olímpica decidieron facturar hasta A Coruña el concepto mesa de ping pong. La colocaron en el foso de La Olímpica, el local que abrió recientemente en Alfredo Vicenti. Ya te adelanto que la idea es que sea un bar en el que pasen cosas. Todas buenas. Y divertidas. «Lo del ping pong da mucho juego. Cuando la gente ve la mesa, nos piden las palas en la barra y se animan, mucho, incluso hacen torneítos para ver quién paga las copas», explica el encargado, Suso Míguez. Además, el hecho de que el local tenga gradas hace que las partidas de ping pong puedan tener su público. La única pega es si vuelan las pelotas, aunque dice Suso que esto no es un problema porque retiran las mesas más cercanas para evitar contratiempos.

A los que pasen del deporte, decirles que aquí la oferta es amplia. En la gran pantalla, porque esto sí que es gran, no solo se pone el fútbol, también se proyectan películas de culto en las Noches de cine. Pero que tampoco te gusta el cine, tranquilo, siempre puedes bailar. Los domingos al aperitivo (de 13 a 15 horas) una escuela de baile anima a los clientes a salir a la pista a ritmo de swing. A la vista está que es un local multitarea, porque además se celebran conciertos, eventos privados, cumpleaños y no se asusten si algún año los Juegos Olímpicos se celebran en A Coruña porque las líneas de la pista de atletismo ya están pintadas.

Ramón Leiro

BILLAR EN PONTEVEDRA

Unos tacos, quince bolas y una cerveza, un refresco o una infusión. Qué mejor combinación para una tarde o una noche. El Pool House conjuga en Pontevedra la cafetería de toda la vida, aquella en la que puedes tomarte desde un café hasta un plato combinado, con tres mesas de billar americano. Si la cinematografía estadounidense viene asociando la afición a este juego con un cierto ambiente de sordidez, el Pool House no podía ser lo más opuesto que uno puede encontrar. Un espacio moderno y acogedor, con terraza, donde jóvenes de todas las edades disfrutan demostrando su habilidad a la hora de golpear la bola blanca con el taco. «Es divertido y entretenido. No es solo jugar al billar, sino que también es pasar el rato con tranquilidad», remarca Andreína Gómez, quien tiene claro que es una de las mejores formas de divertirse con su pareja. «Es un deporte ?aclara Marcos Piedras? y, la verdad, te distrae bastante. Aquí puedes combinar el beber algo y jugar». En todo caso, no duda a la hora de reconocer que es una forma de ocio «bastante alternativa». En la mesa de al lado, Pablo Daniel López se dispone a colocar las bolas sobre el tapete. Este joven, aunque aficionado al billar, se desplaza habitualmente de Vigo a Pontevedra no por amor a este juego inmortalizado en películas como El color del dinero o Turn the river, sino a su pareja. «Lo podemos jugar los dos y disfrutar el rato. Además con estos días tan malos que tenemos estamos bajo techo. Te tomas algo, te lo pasas bien y, aunque no te lo tomes muy en serio, es un juego muy divertido». Atenea González asiente, al tiempo que aclara que las primeras partidas las echó cuando comenzó a salir. Fue entonces cuando descubrió que era una forma diferente de socializar, de apurar las horas en la mejor de las compañías.

LOLITA VAZQUEZ

LOS CLÁSICOS Y LAS BOLAS

¿Y si echamos una partida al futbolín? Los 50 céntimos que cuesta conseguir la pelota suponen la inversión más barata para arrancar unas risas entre cuatro amigos. Incluso ?aunque en este caso las risas suelen ser más de un lado que del otro?, si uno de los dos equipos anota todos los goles y al otro le toca pasar por debajo del futbolín. Es un clásico que engancha a las nuevas generaciones, y que sigue reuniendo a los que ya hace algunos años que salieron de la adolescencia. «É o xogo que mellor acollida ten», explica Rosa Mosquera, del café chocolatería Troula de A Pobra de Trives (Ourense), aunque la oferta es más amplia e incluye también dardos, billar y hasta una mesa de ping-pong. En este último caso, además, la diversión sale gratis. Ya si uno se viene muy arriba con esto de ponerse deportivo, en la terraza posterior hay una pista de pádel. Apta incluso para los poco previsores, porque en el local alquilan también las raquetas. Ya, ya... que me vas a decir que sí, que todo estupendo, pero a ver cómo consigues que los niños no protesten... Pero es que está todo pensado. La oferta del Troula incluye también un parque de bolas, esos que son como imanes para los más pequeños, que se descalzan a la velocidad del rayo nada más entrar por la puerta para no perder un minuto, aunque en casa te dicen que no saben y te piden ayuda. Si se te hace tarde, ¿qué tal si en el futbolín nos apostamos la cena? Te la preparan mientras juegas.

OSCAR CELA

MINUETTO, EN LUGO

Es el lugar idóneo para jugar a los dardos y tomar algo. El bar Minuetto, situado en la Ronda Músico Xosé Castiñeira, en Lugo, lleva cinco años ofreciendo esta posibilidad. La artífice de esta iniciativa fue Yoli Tajes, una joven de Muros que tras comenzar a trabajar de camarera en el establecimiento, puso en marcha esta alternativa. «Empecei a xogar hai oito anos, gustoume moito e cando cheguei aquí comecei a organizar torneos», explica Yoli, que indica que en el local se celebran campeonatos y ligas semanalmente.

Hace unas semanas tuvo lugar el torneo de dardos, que se disputa anualmente. Este año se juntaron 72 personas y asistieron ciudadanos de Tenerife, País Vasco y de todas las provincias gallegas. «Aínda que houbo gañadores como no resto dos torneos, tiven detalles con todos os participantes, porque o meu premio son os xogadores de todo o ano», relata esta joven. Según cuenta a YES esta profesional, jugar a los dardos es tan adictivo como divertido. Aun así, indica que no es un juego sencillo, que pulir la técnica lleva mucho tiempo y que al final todo se basa en el entrenamiento. «Para aprender a tirar dardos hai que dedicarlle moito tempo ao xogo en si mesmo, como tamén ver a técnica para ir incorporando movementos e estilos», opina. El Minuetto dispone de tres dianas para practicar. Es frecuente entrar en el local y ver a la gente tomando algo y jugando a los dardos. Muchos lo hacen en grupo de amigos; otros en solitario. Pero todos disfrutan.