Rafa nos cuenta cómo duerme: se quita los zapatos, se estira a lo largo sobre uno de los sofás de la sala, con los pies casi colgando y se queda frito con la televisión encendida. Sin manta en verano y con una muy finita en invierno. «Nunca houbo ningunha noticia nin ningún suceso que me quitase o sono». En esa hora larga de siesta duerme profundamente, pero no tanto como para soñar. O al menos para que se acuerde de lo soñado. En su familia cuentan que cuando su nieta Paula era pequeña la respiración tranquila de Rafa era lo único que la calmaba después de comer. «Cando estaba chorando poñíanma sobre o peito e quedaba durmida tamén». No hay mejor terapia que una buena siesta.
Quien a buen árbol se arrima, buena siesta se propina. Ya lo dice el refrán, ¿no? Y es una de esas costumbres que hacen leyes en casa de Ángeles y Kike, reyes de la siesta a unos metros del pazo de Meirás. Allí está su casa de verano, donde también en invierno se echan la siestita en el jardín «si el tiempo lo permite». Bajo el naranjo, en dos tumbonas. Justo al acabar de comer llega la hora de... leer hasta que las letras flojean y se quedan en el Zzzzzzzz del zueño. Kike echa la siesta desde niño, pero a su media naranja la costumbre-guinda de la sobremesa la pilló «mayor». «Puede ser por la edad, jajaja, que te pide dormir después de comer... un ratito. Y estoy deseando que llegue la siesta, eh. Me encanta. Debajo de un árbol, respiras, con la brisita, si hace calor estupendo... y si no te pones una mantita y ya está». La siesta mejor al aire libre, ¿no? «Sí, la mejor debajo del naranjo». ¿Tiempo? «Una media horita. Me parece mucho, pero luego dices: ‘Ah, pues no estuve tanto’. Viene bien, a mí me da vidilla para seguir». El sueño de Ángeles tiene historia, empieza con un libro. «Yo me pongo a leer, luego veo que no me entero... que me estoy quedando, me pongo el libro en la tripa... ¡y me dejo! Y cuando despierto me tomo un café y me pongo a leer de verdad». El libro que acaba de terminar le encantó, «es Tierra sin hombres, de Inma Chacón. Ella es extremeña pero describe la Galicia profunda de una forma impresionante». «Yo soy más de leer Deportes en el periódico», dice Kike sobre su media horita presiesta a la sombra.