ELLOS SÍ QUE SABEN Mientras muchos se movilizan para ir a la playa, estos chicos pueden tomar el sol sin salir de casa. Os enseñamos terrazas de lujo donde uno querría pasar el verano.
18 jul 2015 . Actualizado a las 16:14 h.Y lo que nos cuesta a veces bajar a la playa. Hay días que coger los bártulos, el táper y la toalla se hace cuesta arriba, sobre todo con este tiempo tan pejiguero del que gozamos en esta esquina del Atlántico. Si hiciesen un concurso, seguro que la frase más pronunciada del verano gallego sería: «Parece que está abriendo el día». Pero por muy optimistas que nos pongamos, para qué engañarnos, casi nunca abre. ¿Y cuando tienes un solo día libre y te endosan esa comida de la que no te vas a poder escaquear?
Ahí ese puñetero llamado Murphy siempre hace bien su trabajo, y resulta que por primera vez en todo el verano, caen los pájaros. Cuando te has levantado de la mesa son, como mínimo, las seis, por lo que tu gozo, una vez más, se queda en el pozo. Pero no todo el mundo tiene estos problemas. Hay privilegiados que solo tienen que abrir una puerta para tener a su disposición la hamaca, la toalla y, cómo no, el sol. «A veces nos da perezca bajar a la playa», dice Gael Rodríguez, que la tiene a tiro de piedra desde su piso de Cangas.
Reposo chill out
Pero claro, qué va a decir teniendo un auténtico reposo chill out desde el que también puede verse Vigo de punta a punta. Su hermano Brendan y su cuñada Raquel viven durante todo el año en ese ático, por lo que no pierden la oportunidad de utilizarla también durante el invierno. Que tomarse un café calentito en ese plan, también es un lujo. Pero volvamos a Gael, que es el artífice del ambientazo de su terraza. No le falta detalle: plantas y frutas tropicales, una radio vintage, bandejas de estilo rústico para recoger todos los imprescindibles... Hasta los cócteles son cool allí.
«Buscaba darle un estilo marroquí, mozárabe y con toques mediterráneos», cuenta este vigués licenciado en Márketing al que le pirra todo lo relacionado con la decoración. ¿Creías que las fundas de las tumbonas son producto de la improvisación? Nada más lejos de la realidad: «Las quise poner así para darles un toque Hamptons y convertirlas en algo preppy y vintage», asegura. Y para rematar la ambientación, este chico se ha preocupado hasta de los looks. ¿O a alguien se le había pasado por alto su estilo ecléctico y boho chico los aires tropicales que lleva su cuñada? Viendo el resultado, quién no confiaría en él para darle otro estilo a su casa. Lejos de toda esta composición de lugar, para Raquel y para Brendan su terraza es, al fin y al cabo, su área de relax. Pasan mañanas y tardes en ella, aunque muchas veces tienen que compartirla. «Aquí fuera han comido algún día hasta treinta personas», apuntan.
Cuando más la utilizan es al empezar y al terminar el día. «Por las mañanas nos tumbamos muchas veces, y cuando se hace tarde después de comer, también», afirman. A simple vista lo único que falta es la piscina, pero cuando aprieta el calor no les falta el agua. Ante el sofocón, los tres coinciden en lo mismo: «Cogemos la manguera y nos refrescamos. Es casi como bañarse».
Vistas que quitan el hipo
Pero esta familia hace mucho más que tomar el sol, porque desde sus hamacas ven atardeceres espectaculares. Es lo que tiene vivir en un sexto piso con un espacio al aire libre de 15 metros de largo, que acaba convirtiéndose en el punto de reunión por excelencia del verano. Precisamente por eso no hace mucho que la reformaron, poniéndole suelo porcelánico y pintándola de blanco impoluto para dejarla como una patena. Son muy playeros, y por eso en cuanto sale el sol Gael y sus padres abandonan Vigo para irse a Cangas pero, aunque la arena es muy tentadora, cualquiera no sucumbe a quedarse en las alturas con este espacio. «Es una de las partes de la casa que más utilizamos», indican.
Algo parecido cuentan Mari Carmen, su hija Andrea y su yerno Álvaro. Los tres, junto a su perrita Rita, también disfrutan todo el año de su terraza. Claro que lo suyo tiene truco, porque no llegándoles con una, tienen dos. Puro recochineo. La primera es pequeña y se encuentra en la parte delantera de su casa, que está en la coruñesa urbanización de Valaire, en A Zapateira. Esa es la que más usan durante el invierno. «Es más recogida y podemos salir a tomarnos el café aunque haga mal tiempo», dice Mari Carmen. Pero la que se lleva la palma es, sin duda la terraza de la parte trasera.
Es traspasar la puerta y encontrarse con una terraza de las que no abundan. En este caso no hay vistas, porque se encuentra a ras de suelo, pero sí que cuenta con un espacio envidiable. Nos encontramos con una terraza a dos alturas. Arriba se encuentra la zona de comedor, donde la familia se reúne para comer o tomarse algo en los días de sol. Y debajo, una explanada de césped que pide a gritos que te tumbes a tomar el sol. Allí tienen varias hamacas, y cuando Lorenzo pega con más fuerza, no renuncian a mojarse. «Ponemos una piscina de esas hinchables y por lo menos nos podemos bañar para refrescarnos», cuentan.
«NO PISÉ LA PLAYA»
No están demasiado lejos de la playa, e incluso tienen al lado un complejo deportivo repleto de piscinas, pero Mari Carmen asegura que el año pasado no llegó a pisar ni lo uno ni lo otro. «El verano pasado no pisé la playa. Muchos días cuando salgo de trabajar llego y ya me tumbo aquí a tomar el sol», apunta esta mujer que para nada echa de menos la arena. Está claro que en esa casa todos disfrutan mucho de su zona verde ?su marido, Suso, un poco menos por motivos laborales?, pero sin duda la que más partido le saca es la más mimada por todos, Rita, que puede correr, saltar y observarles sin perder detalle. Solo hay que verla en la imagen que muestra esta terraza para darse cuenta de que si hay alguien feliz sobre el césped, es ella. Dicho esto, tampoco vamos a cuestionarle a la playa su indiscutible primer puesto en el ránking del verano, pero nadie le haría ascos a tener la tumbona en casa. ¿Privilegiados? Por supuesto.