Oleada de robos en un edificio de Coia: «Fue dantesco, bestial, de película»

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

La policía sospecha de una banda georgiana que fue detenida el lunes en Lugo

13 sep 2023 . Actualizado a las 00:37 h.

«Me encontré un escenario dantesco, bestial, ni en las películas hay tantos destrozos. Me robaron mis joyas, eran mis recuerdos, las fotos de mi vida estaban tiradas por el suelo. En una habitación, ni se podía pasar», dice una vecina del número 8 de la calle Nigrán, frente al parque de A Bouza, en el barrio de Coia, en Vigo. Tras regresar de sus vacaciones, el 3 de septiembre, abrió la puerta, que tenía la cerradura averiada, y descubrió que su vivienda estaba revuelta y había sido saqueada. No era la única: en el mismo edificio de 15 plantas había cuatro o cinco vecinos cuyas viviendas también habían sido desvalijadas durante su ausencia en agosto. Los ladrones les habían puesto marcas en las puertas para saber si los dueños estaban dentro. Buscaban joyas de oro y dinero.

Todo apunta a que la oleada de robos en el mismo edificio fue cometida por una banda itinerante de georgianos o kosovares con base en Madrid que, precisamente, a primeros de septiembre fue detenida en Lugo por robos en esa ciudad y en Sarria. Al parecer, entre su botín aparecieron joyas de Vigo, pero no se sabe más.

El Grupo de Robos de la Policía Nacional de Vigo ya ha iniciado la investigación para esclarecer un total de cinco robos en el mismo edificio de Coia. Los investigadores creen que es obra de una banda itinerante y están relacionando los hechos perpetrados en Vigo y en otras ciudades. El modus operandi coincide: marcaban las puertas con pegamento.

Según confirma la Policía, los ladrones entraron en cinco pisos a finales de agosto y principios de septiembre. Para saber si los dueños habían regresado de sus vacaciones, los delincuentes colocaron un hilo casi invisible pegado con silicona blanca en el marco de la puerta. Si el vecino rompía el hilo, es que estaba dentro. Si seguía intacto, es que el piso estaba vacío. Dio la casualidad de que a un vecino que pasaba unos días en O Morrazo le marcaron la puerta pero no le robaron porque ese día regresó a casa y los delincuentes se dieron cuenta de que había gente en casa y no entraron. Sí lo hicieron en el piso contiguo de forma tan sigilosa que nadie oyó ruidos.

Una perjudicada descubrió, en todo el revoltijo en que se convirtió su vivienda, que su cafetera estaba fuera de sitio y el depósito de agua desencajado. Dedujo que los ladrones podrían haber estado tomando café en su piso e incluso propuso tomar huellas de los vasos y analizar dos pelos largos negros de mujer que no le correspondían a ella ni sus hijas.

La mujer explica que la policía le preguntó si sus joyas de oro eran originales o tenían algún detalle especial. Dice que sí: tenía una medalla con letras en árabe, unos pendientes de lágrimas de inspiración oriental y un regalo de su actual pareja con su nombre escrito y el lema: «No puedo vivir sin ti». También le desaparecieron cadenas, pulseras, anillos, uno con un sello abultado de oro, con una piedra negra y circonita blanca. Incluso su anillo de casada tenía un rubí. Además, le desapareció dinero de unos sobres en los que había escrito 5.000 o 10.000.

Se había ido quince días a otra comunidad autónoma por temas personales. De nada le valió tener una puerta blindada. La vecina cuenta que los ladrones forzaron la ranura de la llave hacia arriba y hacia abajo, se supone que para quitar el bombillo. Trabajaron sin hacer ruido. Y como otros vecinos desvalijados, en la parte superior de la puerta apareció una marca blanca de pegamento o silicona. «Otros vecinos también la tienen. Pusieron un hilo imperceptible para saber si el piso sigue vacío», dice. Y recuerda que había tomado precauciones durante sus vacaciones y un vecino le hacía el favor de colocar en su sitio el felpudo tras la limpieza semanal para no dar pistas a posibles ladrones. De nada les valió ese truco. Los delincuentes volcaron todo el contenido de los cajones en el suelo para buscar su botín. La despensa no la tocaron.

Algunos vecinos se preguntan si esta cadena de robos tendrá relación con otra banda que operaba en el cercano barrio de Alcabre.

<strong>Ruben García Bermúdez, de la gestoría Ruben Gestiona, administrador del edificio de Coia en el que robaron cinco pisos</strong>
Ruben García Bermúdez, de la gestoría Ruben Gestiona, administrador del edificio de Coia en el que robaron cinco pisos M.MORALEJO

El administrador: «Es un edificio de gente obrera, a veces es bueno que el vecino vigile»

El administrador del edificio, Ruben García Bermúdez, de la gestoría Ruben Gestiona, no se explica la cadena de robos en un edificio de Coia de 15 plantas que no tiene nada que destaque en particular ni sea ostentoso. «Es un edificio de gente obrera, no es un sitio a tener como objetivo para robar», afirma. Cuanto menos le parece «curioso» que los delincuentes eligiesen ese inmueble.

El gestor cree que los robos tuvieron que ser entre el lunes, 28 de agosto y, el domingo, 2 de septiembre, el día en el que regresaron los perjudicados de vacaciones y denunciaron. «Nadie se enteró. A veces, es bueno pedir a otro vecino que vigile si ve entrar extraños en el edificio, hacer algún seguimiento por los pasillos. Es un consejo de la Administración porque tanto como poner puertas acorazadas es bueno gastar en solidaridad con los vecinos», afirma García.

El administrador señala que la Policía sospecha de una banda itinerante del Este detenida el lunes en Lugo. «Sabían cómo abrir las cerraduras porque las forzaron sin violencia, había cerraduras buenas violentadas. Si veían el precinto de silicona roto, dedujeron que había vecinos dentro y no entraron», comenta.