Teletrabajo: no es oro todo lo que reluce

Alberto Vaquero

VIGO CIUDAD

MIGUEL VILLAR

El profesor Alberto Vaquero, experto en globalización, examina los pros y contras del teletrabajo

27 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde hace algunos años nos encontramos inmersos en una revolución digital sin precedentes. Las nuevas tecnologías han incentivado cambios muy significativos en las relaciones laborales. El trabajar fuera del lugar habitual o teletrabajo es algo cada vez más común y ya no es patrimonio exclusivo de las empresas privadas. Sin ir más lejos, el Ayuntamiento de Vigo lanzó el año pasado una experiencia piloto para evaluar su viabilidad. El teletrabajo está cada día más presente en el nuevo escenario laboral.

Llegados a este punto convendría reflexionar acerca de las bondades del teletrabajo y, como no, también de los problemas que conlleva.

Entre las primeras podemos encontrar un significativo ahorro en costes para el empleado, que no tiene porqué desplazarse todos los días a la empresa; una ganancia en términos de tiempo para el trabajador; la menor inversión en infraestructuras para el empleador, ya que no es necesario contar con instalaciones para todos los trabajadores en plantilla; las mayores posibilidades de trabajo para las personas con movilidad reducida, ya que con el teletrabajo se reducen los desplazamientos; la mejora de la conciliación laboral con la familiar, ya al trabajar en casa se ganaría tiempo para dedicarlo a la familia y el previsible aumento del productividad del trabajador, puesto que desarrolla su actividad en un ambiente mucho más cómodo y relajado.

Sin embargo, el teletrabajo también puede suponer una serie de desventajas que conviene medir adecuadamente antes de plantear esta medida. Así, al trabajar de esta forma se pierden las ganancias que se obtienen del trabajo en grupo; además, se corre el peligro de no diferenciar entre el horario de trabajo y el personal; se complica la aplicación de medidas tendentes a la desconexión digital a partir de ciertas horas y finalmente, se reducen notablemente las relaciones sociales que suelen producirse en el ambiente de trabajo, puesto que con el teletrabajo se potencia más el esfuerzo individual. No es oro todo lo que reluce.