Tensión en el entorno de Torrecedeira por la creciente ola de inseguridad

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M. Moralejo

Vecinos y comerciantes denuncian la existencia de trapicheo y sexo en plena calle

24 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

 

Vecinos y comerciantes de la calle Torrecedeira y su entorno no aguantan más. Ayer se reunieron unas 150 personas en la sede de la asociación del Casco Vello tras solicitar una reunión de urgencia. La creciente ola de inseguridad les tiene atemorizados, hasta tal punto que prefieren no denunciar la situación a título particular por miedo a represalias, tal como aseguran los responsables de la entidad vecinal. «Poco a poco se ha degradado el ambiente social debido a diferentes motivos derivados del funcionamiento del albergue, de la proliferación de puntos de venta de droga, la extensión de la prostitución y la falta de mantenimiento de zonas como Beiramar. La situación no es agradable para nadie», explica el secretario de la Asociación de Vecinos del Casco Vello, Fiz Axeitos.

No pasa por alto las quejas que le han hecho llegar algunos propietarios de negocios por varios atracos y las circunstancias de todo tipo que tienen horrorizados a los vecinos, como la presencia de gente orinando, defecando o practicando sexo en plena calle. Pide que se mejoren servicios públicos como limpieza, iluminación y poda y que se intervenga a fondo en el Barrio do Cura para evitar focos infecciosos ante el estado de abandono. Los vecinos están dispuestos a emprender movilizaciones si no se pone remedio pronto.

«Es una situación desagradable e insegura, hay gente que no se atreve a dar la cara porque hay amenazas. Tememos que haya grupos organizados», destaca el representante vecinal.

Una de las demandas más generalizadas es que se ponga en marcha un plan de acción social en el entorno, máxime cuando se trata de una zona con servicios que pueden resultar conflictivos si no se llevan de forma adecuada. Es el caso del albergue para personas sin recursos de la calle Marqués de Valterra. Los vecinos creen que no se está llevando a cabo acción de calle en las inmediaciones, como se había dicho, lo que deja vía libre a los trapicheros de droga. Por este motivo exigen que se rescate la concesión. «Hay gente que quiere que se cierre. Nosotros no, pero vamos a pedir que se abra otro en una zona distinta de la ciudad», dice Axeitos.

La petición tiene como objetivo completar el servicio actual, teniendo en cuenta que resulta insuficiente para las personas sin techo. Al mismo tiempo, intenta la descentralización de los servicios sociales instalados en un radio muy limitado de la zona.

Además del albergue, en Jacinto Benavente se sitúa la furgoneta de Érguete, que ofrece el servicio de café, bocadillo e intercambio de jeringuillas. La atención en sí no molesta, sino lo que se puede generar en torno a ella si no se controla. También muy próximo se encuentra el comedor social de la Esperanza.

En opinión de los colectivos, los medios existentes para garantizar buenos servicios y seguridad son insuficientes. «La comprobación es bien fácil. No hay más que dar una vuelta por la zona para constatar la existencia de tráfico de estupefacientes y de inseguridad. Hay gente que está muy harta y, como un día suceda algo grave, puede llegar a haber palos y más que eso», advierte Fiz Axeitos.

La reforma del parque Camilo José Cela acabará con la marginalidad de los últimos años

La transformación que en la actualidad acomete el Concello en el parque Camilo José Cela supondrá una mejora para la calidad de vida de los vecinos de las calles Torrecedeira y Pi y Margall, entre las que está situado, tal como reconocen los residentes. Apuntan que este era otro de los puntos conflictivos, junto con el parque situado frente a la Escuela de Industriales (antigua Peritos).

De hecho, uno de los motivos de la reforma del parque Camilo José Cela es precisamente acabar con la sensación de inseguridad que despertaba entre los ciudadanos, lo que les llevó a dejar de frecuentarlo de forma progresiva. El propio alcalde, Abel Caballero, admitía que el modelo existente incitaba a la marginalidad, de ahí la necesidad de cambiarlo por completo, como se está haciendo en estos momentos.

Para darle más transparencia se creará un espacio mucho más diáfano que el actual y se eliminarán las pérgolas, con lo que perderá el aspecto lúgubre y ganará en luminosidad. Esos metros que gane a estanques y pérgolas se aprovecharán para crear una plaza de 900 metros cuadrados en la que se situará un parque infantil con un gran juego de escalada. Se trata de convertir el espacio en un punto de encuentro para niños y jóvenes.

La seguridad se garantizará con cámaras en las inmediaciones del nuevo ascensor que discurrirá por un lateral del parque y unirá Torrecedeira con Pi y Margall para dar continuidad al existente entre esta última calle y Menéndez Pelayo.